Presentación del libro "Voces Libertarias: Orígnes del anarquismo en Puerto Rico" a cargo de su autor, Jorell A. Meléndez (maestro e historiador de profesión y militante libertario de convicción. Actualmente se encuentra cursando sus estudios doctorales en la universidad de Connecticut).
Será este sábado 10 de Enero en el local de la CNT de Toledo (C/río valdeyernos nº 4, en el barrio del polígono) a partir de las 12h, y a la que os invitamos a tod@s a participar.
Voces Libertarias recorre la historia del ascendiente movimiento
obrero puertorriqueño durante las primeras dos décadas del siglo XX en
aras de analizar los orígenes y la influencia de las ideas anarquistas
en la isla. Fruto de una rígida investigación histórica, el trabajo
pretende abrir una brecha dentro de la historiografía puertorriqueña
para el estudio y análisis del pasado de una perspectiva crítica.
Voces Libertarias: La historia relegada de anarquismo en Puerto Rico
Por
Joel Cintrón Arbasetti
“¿Y tú crees que existieron anarquistas en Puerto Rico?”. La
contestación a esa pregunta, lazada por un profesor burlón a un
estudiante de maestría en historia, no fue un simple sí o ¡pues claro!, sino una tesis de más de 200 páginas que luego se convirtió en el libro Voces Libertarias: Los orígenes del anarquismo en Puerto Rico.
El autor de esta investigación recién publicada, Jorell A. Meléndez
Badillo, quien se describe como “investigador independiente, maestro de
profesión, anarquista por convicción y punk rocker por
diversión”, contesta a la pregunta del profesor incrédulo o cínico a
través del estudio de las “ideas progresivas” del proletariado en Puerto
Rico.
Partiendo de “la necesidad de imaginarnos otro tipo de historia”,
Meléndez asume una perspectiva historiográfica crítica desde una postura
interdisciplinaria para identificar el rol que jugó el anarquismo en
las entrañas del movimiento obrero, desde los primeros fermentos
organizativos de finales del siglo XIX hasta la aparición de los
primeros sindicatos a principios del siglo XX. Para esta tarea Meléndez
recurre a la prensa obrera de la época, donde encuentra declaraciones
contundentes sobre el anarquismo como: “Soy (os no aterroricéis) [sic]
un anarquista. Siento en mi corazón germinar ó latir, con permiso de los
lacayos léxicos, los principios redentores de Bakunine [sic] y Malato,
Reclus y Graves....”. En esa cita del periódico local El Combate
del 10 octubre de 1910, no sólo alguien se declara anarquista sino que
nombra a importantes libertarios europeos, como el ruso Mijail Bakunin,
el italiano Charles Malato, el francés Jacques Élisée Reclus y al
también francés Jean Grave.
En Voces Libertarias se revisan además los pocos textos académicos que
de alguna manera se acercan al tema del anarquismo en Puerto Rico, como Modernidad y Resistencia de Carmen Centeno Añeses, los trabajos sobre Luisa Capetillo realizados por la periodista Norma Valle y El Derribo de las Murallas de San Juan,
de Rubén Dávila Santiago, entre otros. Partiendo de esos textos, de
cortes de periódicos, informes policíacos, boletines, cartas y obras
literarias, Meléndez hilvana los trazos que dan cuenta de la existencia
de discursos y prácticas sociales acordes con el ideario anarquista o
libertario en Puerto Rico, tal vez la menos conocida y por tanto
demonizada, tergiversada y temida corriente de pensamiento radical.
En esta investigación también se abordan las razones de la
tergiversación de la palabra anarquía, que en el mundo material se ha
traducido en una invisibilización del verdadero conocimiento y los
discursos producidos por esta línea de pensamiento, tanto al interior de
grupos políticos, en la academia y en manifestaciones de la cultura
popular. Por eso Meléndez se encarga de identificar las formas y lugares
concretos donde la palabra anarquía se ha utilizado como significante
peyorativo, distorsión que llega hasta nuestros días, como se ve en
titulares de periódicos como Vocero y El Nuevo Día del 2010 citados en
Voces Libertarias:
“El Vocero escribía, en relación al proceso huelgario por el
que atravesó la Universidad de Puerto Rico, que ‘La situación por la
cual atraviesa la universidad...ya ha pasado de crisis a [la] anarquía e ingobernabilidad’. De igual manera el Nuevo Día utilizó
de titular ‘Anarquía en escuela de Barranquitas’ para un artículo sobre
algunos disturbios en un centro de estudios de la citada
municipalidad”.
Pero contrario al significado que comúnmente se le da a la palabra
anarquía, siempre asociada a desorden y ausencia de organización, lo
cierto es que el anarquismo, como explica el filósofo argentino Ángel
Cappelletti, sólo se opone a cualquier organización artificiosa,
impuesta y sobre todo, vertical. ¿Y qué organización que cumpla más con
esas características que el Estado? Por lo tanto, el anarquismo, con
todas las vertientes que existen en su interior (colectivismo,
cooperativismo, comunismo…) se puede explicar de forma extremadamente
resumida y simple como la idea de que el gobierno o el poder político
recaiga en la sociedad, organizada de forma orgánica según los
principios de solidaridad y autogestión y que no haya un coágulo de
poder concentrado, como lo son hoy en día el Estado y sus instituciones
de poder. De ahí lo que divide a anarquistas y marxistas (socialistas y
comunista), pues estos últimos creen que el Estado, antes de
desaparecer, debe fungir como agente regulador y distribuidor de las
riquezas, mientras que los y las anarquistas proponen que el primer paso
de la revolución social, una vez organizada, debe ser la abolición
total de la estructura estatal.
Por lo tanto, en una historia sobre el anarquismo era ineludible tocar
el tema de estas diferencias que han marcado de forma profunda el
desarrollo del ideal anarquista a nivel internacional. Esto también
sirve para comprender el relego que ha sufrido el anarquismo en la arena
política. Para cumplir con esa tarea, Meléndez se remonta a las viejas
disputas ideológicas entre marxistas y anarquistas suscitadas en la
Asociación Internacional de Trabajadores fundada en Europa en el siglo
XIX. En el caso de Puerto Rico, explica cómo las contradicciones de las
primeras organizaciones obreras, como la Federación Libre de
Trabajadores y su posterior relación con la American Federation of Labor
de los Estados Unidos, van aislando las “incipientes tendencias
anarquistas”, cuya influencia más directa era, según el autor, el
anarco-sindicalismo español.
Sobre el estudio del anarquismo en la academia, Meléndez explica que
“el discurso marxista logró hegemonizar el pensamiento de izquierda
dentro de las aulas académicas luego de la década de 1960, lo cual
podría explicar superficialmente el desinterés por el anarquismo”.
Meléndez también recurre a palabras de David Graeber y menciona que el
marxismo “es, después de todo, probablemente el único movimiento social
que ha sido inventado por un hombre que sometió una disertación
doctoral; y siempre ha tenido algo en su espíritu que logra cuadrar con
la academia”. Meléndez añade que “esta hegemonización del marxismo en la
academia dejó a un lado el rol del anarquismo dentro de la historia
local…”. A esto se añade la represión estatal y el rechazo social que
por lo general entorpecen el desarrollo de ideas radicales y
revolucionarias en cualquier parte del mundo.
En el epílogo de esta investigación, Meléndez menciona que luego de la
segunda mitad del siglo XX no existe documentación historiográfica sobre
actividad anarquista en Puerto Rico. No obstante, declara que es
“demasiado ingenuo, y nos parece un tanto determinista, pensar que
simplemente desapareció por completo”. Por lo tanto, el reto y la
asignación que queda por realizar es la continuación de esta historia
que, tan recién como en el año 2010, a la sombra de la ola neoliberal
que aun nos arropa, vio un resurgir encarnado en el grupo anarquista
Acción Libertaria, fundado tras la culminación del huelga de 60 días en la Universidad de Puerto Rico.
Sobre el estatus actual del anarquismo como práctica social y como área
de estudio académico, Meléndez explica que “luego de la caída del
bloque socialista, junto a una gama de eventos como el levantamiento
zapatista en 1994 y los sucesos ocurridos en Seattle en 1999, se fue
revisando el enfoque de lo que representaba el anarquismo en los
circuitos académicos occidentales. Ahora resurge como un tema serio de
estudio desde diferentes posturas interdisciplinarias”.
Siguiendo la ética del D.I.Y (
Do ti Your Self), la publicación
de Voces Libertarias no cuenta con una casa editorial sino que se
autogestionó y financió con donativos solicitados por medio del portal
Indigogo.com y se puede obtener en las diferentes librerías del área metropolitanao a través de los portales de
AK Pressy
Plan it X.
Esta forma de accionar, muy acorde con los principios anarquistas, no
es extraña para Jorell Meléndez quien lleva una década activo como
vocalista de la banda
Anti-Sociales
en la escena del punk local, donde la autogestión es la única forma de
producir y sobrevivir. Músico, investigador y maestro, el autor de esta
investigación además es miembro del Colectivo Autónomo
CCC, un centro social e
infoshop ubicado en la avenida Ponce de León en Santurce.
Así que el profesor de historia ya tiene aquí su contestación:
existieron y existen anarquistas en Puerto Rico, como se comprueba en
Voces Libertarias. Pues más allá de la posibilidad o no de su meta
final, la abolición del Estado, el anarquismo se practica en las “zonas
temporalmente autónomas”, como llama Hakim Bey a esos espacios que de
alguna manera escapan de las garras del orden establecido o que proponen
prácticas contrarias a las lógicas de cambio capitalista y la
burocracia estatal. O como lo expone Pierre Joseph Proudhon, uno de los
padres del anarquismo citado por Meléndez Badillo en su libro:
“Debajo del aparato de gobierno, bajo la sombra de sus instituciones
políticas, la sociedad fue cautelosa y silenciosamente produciendo su
propia organización, creando para sí misma un nuevo orden el cual
expresó su vitalidad y autonomía”.