El presidente federal de Alemania, Horst Köhler, ha presentado su dimisión. El jefe del Estado ha respondido así, para sorpresa de todos, a los ataques que recibió tras unas declaraciones recientes en las que se refirió a la presencia del Ejército alemán en Afganistán y a la protección de los intereses económicos de Alemania.

La sorpresa por la dimisión ha alcanzado a la propia canciller, que la ha lamentado "con la mayor contundencia". Cuando Köhler, de 67 años, la ha informado a mediodía, Merkel había intentado que renunciara a dimitir. Pese a lo inesperado del paso, Merkel ha llamado a "respetar la decisión" del que fuera director del Fondo Monetario Internacional. La función de un presidente federal alemán es eminentemente representativa y formal, comparable al de un rey en una monarquía parlamentaria moderna. Permanece cinco años en el cargo y es elegido (o reelegido una vez como máximo) por la Asamblea Federal, compuesta por las dos Cámaras parlamentarias. Ese mismo estatus por encima de la política cotidiana confiere al puesto una autoridad moral que algunos presidentes han sabido aprovechar mejor que otros.
En la rueda de prensa en la que anunció su decisión, Köhler ha asegurado que las acusaciones de que había defendido una guerra anticonstitucional son "del todo infundadas". Tras saltar la polémica, Köhler había puntualizado mediante un portavoz que su alusión a las "rutas comerciales" se refería a mandatos como la Operación Atalanta, con la que la Unión Europea defiende sus barcos de los ataques piratas en el Cuerno de África. Köhler ha lamentado que sus "declaraciones hayan causado malentendidos", para sostener acto seguido que los ataques consiguientes vulneraron la dignidad de su cargo.
Si bien la dimisión no afecta al Ejecutivo ni a sus decisiones, se trata un contratiempo para una canciller que pasa por su momento más delicado. La coalición de centroderecha entre el partido liberal FDP y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel, muy castigada por las últimas encuestas, sufre un fuerte desgaste por su gestión de la crisis del euro.
Nosotros decimos: ¿Acaso esto no es Terrorismo puro y duro?.
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CAPITALISTAS TERRORISTAS
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