Página de información del Sindicato de Oficios Varios de Toledo de la Confederación Nacional del Trabajo, adherida a la Asociación Internacional de los Trabajadores.

Este blog esta hecho por trabajadores/as y esta dirigido a toda la clase obrera. Intentamos ser lo más plurales posibles dentro de nuestras ideas y prácticas anarcosindicalistas. El blog no tiene por qué compartir las opiniones que no vayan firmadas por este SOV de CNT-AIT Toledo, o por el resto de nuestra organización (CNT-AIT), ni siquiera las de los/as colaboradores/as más habituales. Si te apetece colaborar mandandonos textos, articulos, opiniones, quejas, etc. Mandarlo a toledo@cntait.org
Salud

jueves, 29 de abril de 2010

Actos del 1º de Mayo.


  • Viernes 30 de Abril. 20h. en el Local Sindical. Charla: “CNT, 100 años de lucha”, a cargo de Andrés Sánchez, afiliado a CNT-Puertollano.

  • Sábado 1º de Mayo, 12h. Manifestación desde la Plaza de Toros, hasta Zocodover y posterior mitin a cargo de Manuel Vicent, afiliado a CNT-La Plana.

El Primero de Mayo es el día de la dignidad de la clase obrera, de la reivindicación de la justicia social, del recuerdo y el homenaje a los que lucharon y luchan contra la explotación y a favor de la emancipación de los trabajadores.


La CNT estará en la calle este Primero de Mayo, explicando su modelo sindical, ajeno al que reciben los parabienes del poder: sin subvenciones (sin ataduras), sin liberados (sin vividores), sin electoralismo (sin compraventa de conciencias), sin comités (sin vendeobreros).


¡Os esperamos a tod@s!


martes, 27 de abril de 2010

CNT ante la propuesta del Gobierno para la reforma laboral.

El gobierno español, continuando con las políticas neoliberales emanadas de la patronal y los sistemas financieros, ha perpetrado una nueva propuesta de reforma del mercado laboral. La intención, como de costumbre, es hacer creer a los trabajadores que las medidas anticrisis pasan ineludiblemente por flexibilizar aun más las ya hiperflexibilizadas relaciones laborales existentes.

Poco importa que la principal causa de la crisis que padecemos los trabajadores haya arrancado de la acción especulativa en la que se sustenta el modelo económico actual; el gobierno, lejos de poner freno a los movimientos especulativos, ha decidido, -y en ello cuenta una vez más con el respaldo de de los principales agentes económicos-, profundizar en dicho sistema y hacer que el peso de la crisis recaiga una vez más en los hombros de la clase trabajadora.

Ahora se aduce que la crisis viene condicionada por la rigidez del sistema de contratación, y como no podía ser de otra manera, hay que meterle mano a los salarios de los trabajadores. La palabra flexibilidad se convierte, por arte de reiteración, en sinónimo de competencia. De nada vale que la falta de competitividad estatal venga dada por la inexistencia de sistema productivo estable y que su economía se haya basado en los últimos tiempos en una desaforada especulación de capitales asociados fundamentalmente al sector inmobiliario. Otra vez nos tocará pagar la crisis a los mismos de siempre.

Por el contrario, el gobierno sigue siendo incapaz de proponer un incentivo a la contratación indefinida y sigue centrándose en conceder exenciones fiscales y ayudas indirectas a la práctica totalidad de los contratos eventuales que ya existen. Así, no es de extrañar que España sea de los estados de Europa con mayor flexibilidad contractual, muy por encima de la media de la UE.

Las propuestas continúan siendo tan ambiguas como peligrosas y profundizan en la línea de anteriores reformas:

1. Ajustar el contrato a tiempo parcial a voluntad del empresario, o lo que es lo mismo, convertir uno de jornada completa en eventual sólo con criterio “objetivo” empresarial. Pues bien, a la vista de la cantidad de contratos en fraude de ley, hay que ser muy ingenuo para pensar que la patronal posee criterio “objetivo”.

2. Una mayor utilización de los contratos de formación que redundará en empleo precario y mal pagado.

3.Abre la puerta para que las Empresas de Trabajo temporal puedan transformarse en empresas con ánimo de lucro (uno de los objetivos más claros de la patronal). Paradójicamente el gobierno afirma su intención de que dicho coste no sea asumido por los trabajadores, cuando ya hoy en día es una práctica que comienza a extenderse, tanto por las ETT’s como por las empresas de colocación. Además las ETT’s podrán actuar en los sectores hasta ahora vedados para ellas como la construcción o las administraciones públicas.

4. Control del absentismo laboral, porque en un juego de tergiversación sonrojante, la incapacidad temporal por motivo de enfermedad se ha convertido para ellos en “absentismo laboral”. El control de incapacidad temporal por pequeña que sea recaerá en las mutuas en conjunción con el Instituto Nacional de la Seguridad Social que suministrará datos privados del trabajador a un ente empresarial y privado para hacer desaparecer así sus derechos sociales. No deja de ser curioso que se preocupen tanto por el control de las bajas por enfermedad pero no por las enfermedades profesionales, los accidentes laborales o la mala praxis de las mutuas.

En fin, una reforma que nos retrae a tiempos pretéritos de especial dureza para la clase obrera. Por tanto, a CNT no le queda otra opción que articular la movilización contra una serie de medidas que, nuevamente y con la excusa de la crisis, recae en los mismos de siempre.

Readmitida compañera de la Seccion Sindical de CNT en los centros "La botiga del pa".

Con el presente comunicado queremos informar que el conflicto por la readmisión de las compañeras despedidas y las mejoras en derechos laborales dentro los centros comerciales de “La botiga del pa” (Pa Artesà Olot,s.l.), que venimos manteniendo en diferentes fases desde septiembre de 2009, ha llegado a un éxito más para nuestra Sección Sindical de CNT en la empresa.

Hasta ahora se había conseguido que la empresa se pusiera al día en cuestión de impagos a las trabajadoras (septiembre/octubre 2009), consiguiendo que las afectadas cobraran lo que los atañía (recordemos que los recortes salariales variaban de 200 a 400 euros mensuales).

Llegados a este punto es dónde se produjeron los despidos de dos compañeras de nuestro sindicato (secretaría General y tesorera de la Sección Sindical), por reivindicar estas y otras mejoras en los derechos laborales que no venían siendo respetados por la dirección en los centros de trabajo.

No pudiendo llegar a ningún acuerdo con la dirección porque hiciera marcha atrás, se iniciaron movilizaciones para la readmisión de las despedidas (febrero/marzo 2010), consiguiendo un apoyo popular muy importante en la calle durante las concentraciones que se llevaron simultáneamente en los 4 establecimientos que la empresa tiene en Olot y Banyoles durante dos fines de semana. La gente esn su mayoría optaba por no entrar a comprar en las tiendas como muestra de apoyo a la Seccions Sindical de CNT.

Evidentemente la vía judicial también estaba en marcha.

Finalmente, la empresa ha reconocido la nulidad de estos despidos, ha asumido que se volverá al mismo puesto de trabajo y con las mismas condiciones que se tenían antes del despido. Esto demuestra que nuestras reivindicaciones eran legitimas y fundamentadas, y queda claro una vez más que se puede practicar un sindicalismo sin liberados sindicales, sin subvenciones y sin comités de empresa.

De las dos compañeras despedidas una ha aceptado la readmisión y la otra ya no quería continuar trabajando para esta patronal, dado que considera demasiado grave las faltas cometidas y la irresponsabilidad que ha demostrado la dirección de los establecimientos “La botiga del pa” (Pa Artesà Olot, S.L.). Por eso es por lo que se ha llegado a un segundo acuerdo dónde se reconoce, por parte de la dirección, la improcedencia del despido y se le abona las cantidades correspondientes a 45 días por año trabajado con el prorrateo de pagas extraordinarias y vacaciones no disfrutadas.

A partir de ahora, la lucha continúa desde dónde estaba antes de la salida de nuestras compañeras. Esto incluye principalmente, entre otras reivindicaciones, un calendario laboral anual. Asimismo, tampoco renunciamos a que la dirección de la empresa haga frente a los gastos económicos ocasionados por su mal comportamiento a nuestras compañeras y al sindicato.

También se puede ver un vídeo de la televisión local sobre el conflicto (antes de la readmisión) y la inauguración del nuevo local en esta dirección: http://blip.tv/file/3205012/

CNT Olot.

domingo, 25 de abril de 2010

La Historia del 1º de Mayo.

Introducción al Primero de Mayo: Los Mártires de Chicago

Los Mártires de Chicago

"La ley está en juicio. La anarquía está en juicio. El gran jurado ha escogido y acusado a estos hombres porque fueron los líderes. No son más culpables que los miles que los siguieron. Señores del jurado, condenen a estos hombres, denles un castigo ejemplar, ahórquenlos y salven nuestras instituciones, nuestra sociedad."

Corría el año de 1877 y las huelgas de los ferroviarios, las reuniones y las grandes movilizaciones en Estados Unidos eran reprimidas a balazos, golpes y prisión. Estas mismas tácticas represivas y la necesidad imperiosa por la defensa y la asociación para buscar mejoras en las condiciones de trabajo que en ese tiempo eran de semiesclavitud dieron pie a la gestación de un movimiento de resistencia y lucha de trabajadores que algunos años mas tarde daría sus frutos.

En 1880 quedó conformada la federación de organizaciones de sindicatos y trade unions (Federation of Organized Trades and Labor Unions), y en 1884 se aprobó una resolución para establecer a partir del primero de mayo de 1886, mediante la Huelga General en todo EEUU, las ocho horas de trabajo. Esto despertó un interés y un apoyo generalizado, ya que por aquella época el horario de trabajo obligatorio era de 10, 12 o 14 horas diarias normalmente. De estas jornadas tampoco estaban excluidos l@s miles de niñ@s, ni por supuesto las mujeres a quienes se les pagaban salarios inferiores, sin mencionar que de por sí los salarios eran muy bajos y las condiciones de trabajo insalubres. La efervescencia fué tal en todo EEUU que los sindicatos y las trades unions aumentaban geométricamente. Por ejemplo, el número de miembros de los Caballeros del Trabajo subió de 100.000 en el verano de 1885 a 700.000 al año siguiente.

En 1885 volaba de mano en mano entre los trabajadores de EEUU una octavilla que decía:

"¡Un día de rebelión, no de descanso! (...) Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana". La víspera del Primero de Mayo, el periódico anarquista Arbeiter Zeitung, dirigido por August Spies, publicó los siguientes comentarios que muestran el tono de confrontación que imperaba: "¡Adelante con valor! El Conflicto ha comenzado. Un ejército de trabajadores asalariados está desocupado. El capitalismo esconde sus garras de tigre detrás de las murallas del orden. Obreros, que vuestra consigna sea: ¡No al compromiso! ¡Cobardes a la retaguardia! ¡Hombres al frente!"

El 1º de Mayo de 1886 la paralización de los centros de trabajo se generalizó. La huelga paralizó cerca de 12.000 fábricas a través de los EEUU. En Detroit, 11.000 trabajadores marcharon en un desfile de ocho horas. En Nueva York, una marcha con antorchas de 25.000 obreros pasó como torrente de Broadway a Union Square; 40.000 hicieron huelga. En Cincinnati un batallón obrero con 400 rifles Springfield encabezó el desfile. En Louisville, Kentucky, más de 6000 trabajadores, negros y blancos, marcharon por el Parque Nacional violando deliberadamente el edicto que prohibía la entrada de gente de color. En Chicago que era el baluarte de la huelga, paró casi completamente la ciudad. 30.000 obreros hicieron huelga, aunque empresas como en la fábrica de materiales de Mc Cormick y alguna otra se dieron a la tarea de contratar esquiroles. El día 2 se realizó un mitin de los obreros despedidos de Mc Cormick para protestar por los 1.200 despidos y los brutales atropellos policiales. Mientras Spies dirigía su discurso a un grupo de 6000 a 7000 trabajadores, unos cuantos centenares fueron a recriminar su actitud a los esquiroles que en ese momento salían de la planta. Rápidamente llegó la policía, cuya acción dejó seis muertos y gran cantidad de heridos. La indignación ganó los corazones de los trabajadores movilizados. Spies corrió a las oficinas del Arbeiter Zeitung y publicó allí un manifiesto que fué distribuido en todas las reuniones obreras: "(...) Si se fusila a los trabajadores responderemos de tal manera que nuestros amos lo recuerdarán por mucho tiempo (...)".

Disturbios obreros de Mc Cormick

Disturbios durante la concentración frente a Mc Cormick

El 3 de mayo, el crecimiento de la huelga era "alarmante". En el movimiento participaban más de 340.000 trabajadores por todo el país, 190.000 de ellos en huelga. Solo en Chicago, 80.000 hacían huelga. En este momento candente, el Arbeiter Zeitung hizo un llamamiento a la lucha armada, como siempre lo había hecho, salvo que ahora tenía un claro tono de urgencia:

"La sangre se ha vertido. Ocurrió lo que tenía que ocurrir. La milicia no ha estado entrenándose en vano. A lo largo de la historia el origen de la propiedad privada ha sido la violencia. La guerra de clases ha llegado.... En la pobre choza, mujeres y niños cubiertos de retazos lloran por marido y padre. En el palacio hacen brindis, con copas llenas de vino costoso, por la felicidad de los bandidos sangrientos del orden público. Séquense las lágrimas, pobres y condenados: anímense esclavos y tumben el sistema de latrocinio."

En las salas de reunión de los proletarios rugían intensos debates; "el tigre capitalista" efectivamente había atacado y miles debatían cómo responder. Importantes facciones querían una insurrección. Se convocó una reunión popular en la plaza Haymarket para la noche del 4 de mayo. Preocupados por la posibilidad de una emboscada, los organizadores escogieron un lugar abierto y grande con muchas rutas de escape. Después de una reñida disputa retiran su llamamiento a un mitin armado y en su lugar convocan un mitin con el mayor número de asistentes posible. El 4 de mayo, todo Chicago está en huelga.

Cartel del mitin en Haymarket.

Grandes oradores harán presencia para denunciar las últimas atrocidades cometidas

por la policia, los disparos a nuestros compañeros de clase ayer por la tarde.

¡Trabajadores armaros y haced fuerte presencia!

Por la mañana la policía atacó una columna de 3000 huelguistas. Por toda la ciudad se formaron grupos de trabajadores. Al atardecer, Haymarket era una de las muchas reuniones de protesta, con 3000 participantes. Los discursos siguieron, uno tras otro, desde la parte de atrás de un vagón. Al comenzar a llover, la reunión se disolvió.

Fotos e imagenes de Haymarket.

Imagen de Haymarket momentos antes de la explosión

De repente, cuando solamente quedaban 200 asistentes, un destacamento de 180 policías fuertemente armados se presentó y un oficial ordenó dispersarse, a pesar de tratarse de un mitin legal y pacífico. Cuando el capitán de policía se volvió para dar las órdenes a sus hombres, una bomba estalló en sus filas. La policía transformó a Haymarket en una zona de fuego indiscriminado, descargando salva tras salva contra la multitud, matando a varios e hiriendo a 200. En el barrio reinaba el terror; las farmacias estaban apiñadas de heridos. Siete agentes murieron, la mayoría a causa de balas de armas de la policía.

Estallido de la bomba en Haymarket.

Tras el estallido la policia cargó contra los manifestantes

La clase dominante usó este incidente como pretexto para desatar su planeada ofensiva en las calles, en los tribunales y en la prensa. Comenzó una caza de brujas en contra, principalmente, de los anarquistas. Se clausuraron los periódicos, se allanaron las casas y locales obreros y los mítines fueron prohibidos a lo largo y ancho de todo el pais. Los medios de comunicación se abalanzaron contra todo lo que tuviera signo de revolucionario o subversivo y a los mil vientos lanzaban proclamas a la horca y al patíbulo.

El 5 de mayo en Milwaukee, la milicia del Estado respondió con una masacre sangrienta en un mitin de trabajadores; acribillaron a ocho trabajadores polacos y un alemán por violar la ley marcial. En Chicago, se llenaron las cárceles de miles de revolucionarios y huelguistas. Arrestaron a todo el equipo de imprenta del Arbeiter Zeitung y la policía detuvo a 8 anarquistas: George Engel, Samuel Fielden, Adolf Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert Parsons, Oscar Neebe y August Spies. Todos eran miembros de la IWPA (Asociación Internacional del Pueblo Trabajador), asociación de corte -de lo que años después se denominaría como- anarcosindicalista.

Los  Mártires de Chicago - (De izquierda a derecha) George Engel,   Samuel  Fielden, Adolph Fischer, Louis Lingg, Michael Schwab, Albert   Parsons,  Oscar Neebey August Spies.

El juicio fue totalmente manipulado, en todos los sentidos, siendo mas bien un linchamiento. Se les acusaba de complicidad de asesinato aunque nunca se les pudo probar ninguna participación o relación con el incidente de la bomba ya que la mayoría no estuvo presente y uno de los dos que estuvieron presentes era el orador en el momento que la bomba fue lanzada.

No se siguió el procedimiento normal para la elección del jurado, que acabó siendo formado por hombres de negocios y un pariente de uno de los policías muertos, y en su lugar se nombró un alguacil especial quien se jactó: "estoy manejando este proceso y sé qué debo hacer. Estos tipos van a colgar de una horca con plena seguridad". Tuvieron lugar una infinidad de manipulaciones, amenazas y sobornos para que se dieran testimonios ridículos sobre conspiraciones. El asunto era simple y estaba todo muy claro; el mismo fiscal Grinnel lo dijo: "La ley está en juicio. La anarquía está en juicio. El gran jurado ha escogido y acusado a estos hombres porque fueron los líderes. No son más culpables que los miles que los siguieron. Señores del jurado, condenen a estos hombres, denles un castigo ejemplar, ahórquenlos y salven nuestras instituciones, nuestra sociedad". Todos fueron encontrados culpables y sentenciados a muerte, a excepción de Oscar Neebe, condenado a 15 años de prisión.

Fotos del juicio a los mártires de Chicago.

Sala del juicio durante la declaración de Parsons

La cuestión de quién arrojó la bomba se ha debatido pero jamás se ha resuelto. Parece que fue un tal Rudolf Schnaubelt y que la fabricó Louis Lingg (quien ciertamente defendía a gritos el uso de la dinamita). Una importante pregunta es quien era realmente Schnaubelt, pero no se ha encontrado respuesta.

A los condenados los llamaron a hablar antes de sentenciarlos. No mostraron ni arrepentimiento ni remordimiento, era la sociedad la que estaba en juicio, no ellos:

August Spies, nacido en Alemania en 1855, era un orador ardiente:

"Hemos explicado al pueblo sus condiciones y relaciones sociales. Hemos dicho que el sistema del salario, como forma específica del desenvolvimiento social, habría de dejar paso, por necesidad lógica, a formas más elevadas de civilización. Al dirigirme a este tribunal lo hago como representante de una clase enfrente de los de otra clase enemiga. Podéis sentenciarme, pero al menos que se sepa que en Illinois ocho hombres fueron sentenciados a muerte por creer en un bienestar futuro, por no perder la fe en el último triunfo de la Libertad y la Justicia». Y concluyó con estas palabras: «¡Mi defensa es vuestra acusación! Las causas de mis supuestos crímenes: ¡vuestra historia! (...) Ya he expuesto mis ideas. Constituyen parte de mi mismo y si pensáis que habréis de aniquilar estas ideas, que día a día ganan más y más terreno, (...) si una vez más ustedes imponen la pena de muerte por atreverse a decir la verdad y los reto a mostrarnos cuándo hemos mentido digo, si la muerte es la pena por declarar la verdad, pues pagaré con orgullo y desafío el alto precio! ¡Llamen al verdugo!"

Alberto Parsons, nacido en EEUU en 1848:

"Yo como trabajador he expuesto lo que creía justos clamores de la clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y de los frutos del trabajo. Yo creo que los representantes de los millonarios de Chicago organizados os reclama nuestra inmediata extinción por medio de una muerte ignominiosa. ¿Y qué justicia es la vuestra? Este proceso se ha iniciado y se ha seguido contra nosotros, inspirado por los capitalistas, por los que creen que el pueblo no tiene más que un derecho y un deber, el de la obediencia. El capital es el sobrante acumulado del trabajo, es el producto del trabajo. La función del capital se reduce actualmente a apropiarse y confiscar para su uso exclusivo y su beneficio el sobrante del trabajo de los que crean toda la riqueza. El sistema capitalista está amparado por la ley, y de hecho la ley y el capital son una misma cosa. ¿Creéis que la guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah no! Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero. Quedará el veredicto popular para decir que la guerra social no ha terminado por tan poca cosa."

Jorge Engel, nacido en Alemania en 1836:

"¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma que tuve que abandonar Alemania, por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora. Sólo por la fuerza podrán emanciparse los trabajadores, de acuerdo con lo que la historia enseña. ¿En que consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizados en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza, y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, la libertad, el bienestar. Yo no combato individualmente a los capitalistas; combato el sistema que da privilegio. Mi más ardiente deseo es que los trabajadores sepan quienes son sus enemigos y sus amigos."

Adolfo Fischer, nacido en Alemania en 1857:

"En todas las épocas, cuando la situación del pueblo ha llegado a un punto tal que una gran parte se queja de las injusticias existentes, la clase poseedora responde que las censuras son infundadas, y atribuye el descontento a la influencia de ambiciosos agitadores. La historia se repite. En todo tiempo los poderosos han creído que las ideas de pro se abandonarían con la supresión de algunos agitadores; hoy la burguesía cree detener el movimiento de las reivindicaciones proletarias por el sacrificio de algunos de sus defensores. Pero aunque los obstáculos que se opongan al progreso parezcan insuperables, siempre han sido vencidos, y esta vez no constituirán una excepción a la regla. Este veredicto es un golpe de muerte a la libertad de prensa, a la libertad de pensamiento, a la libertad de la palabra en este país. El pueblo tomará nota de ello. Si yo he de ser ahorcado por profesar las ideas anarquistas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo nada que objetar. Si la muerte es la pena correlativa a nuestra ardiente pasión por la libertad de la especie humana, entonces, yo les digo muy alto, disponed de mi vida."

Luis Lingg, nacido en Alemania en 1864:

"Para nosotros la tendencia del progreso es la del anarquismo, esto es la sociedad libre sin clases ni gobernantes, una sociedad de soberanos, en la que la libertad y la igualdad económica de todos producirían un equilibrio estable con bases y condición del orden natural». (...) «Me concedéis, después de condenarme a muerte, la libertad de pronunciar mi último discurso. Me acusáis de despreciar la ley y el orden. ¿Y qué significan la ley y el orden? Yo repito que soy enemigo del orden actual y repito también que lo combatiré con todas mis fuerzas mientras tenga aliento para respirar... Os desprecio; desprecio vuestro orden, vuestras leyes, vuestra fuerza, vuestra autoridad. ¡AHORCADME!"

Surgió un gran movimiento en su defensa y se celebraron mítines por todo el mundo: Holanda, Francia, Rusia, Italia, España y por todo Estados Unidos. En Alemania, la reacción de los trabajadores sobre Haymarket perturbó tanto a Bismarck que prohibió toda reunión pública. Al aproximarse el día de la ejecución, cambiaron la sentencia de Samuel Fielden y Michael Schwab a cadena perpetua. Louis Lingg apareció muerto en su celda: un fulminante de dinamita le voló la tapa de los sesos. Sin más opciones, este fue su acto final de protesta.

Al mediodía del 11 de noviembre de 1887 sus carceleros los vinieron a buscar para llevarlos a la horca. Los cuatro (Spies, Engel, Parsons y Fischer) compañeros de lucha y de sueños emprendieron el camino entonando La Marsellesa Anarquista en aquel día que después fue sería conocido como el viernes negro.

Foto mártires anarquistas chicago.

«Salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro... Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: "la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable». (Relato de la ejecución por José Martí, corresponsal en Chicago del periódico La Nación de Buenos Aires)

Mucho antes, a finales de mayo de 1886, varios sectores patronales ya habían accedido a otorgar la jornada de ocho horas a varios centenares de miles de obreros.

Más de medio millón de personas asistieron al cortejo fúnebre. Años después, en 1893, Fielden, Schwab y Neebe fueron perdonados y puestos en libertad. Cada 1 de mayo, en muchos paises del mundo, los anarquistas de Chicago son recordados como símbolo de dignidad de la clase trabajadora, menos en Estados Unidos. En 1938 se impuso la jornada laboral de 8 horas en todo el pais.

Irónicamente, pasado más de un siglo, en los mismos Estados Unidos y en Europa, cuna del movimiento obrero revolucionario, estas conquistas obreras están siendo revertidas por gobiernos y multinacionales sin apenas disparar un solo tiro, y sin tener que llevar a nadie a la horca. Ahora todo es más sutil, los sindicatos subvencionados están a disposición del mejor postor, traicionando los mandatos y olvidando las luchas y el sacrificio personal de miles de trabajadores y trabajadoras y de quienes, desde el aciago 1886, se les conoce como "los mártires de Chicago".

Los Mártires de Chicago. The Anarchists of Chicago.

Festival de Cantautores en el Centenario de la CNT.

Dentro de las múltiples actividades programadas por la CNT en su primer Centenario (1910-2010), hay una gran diversidad de propuestas: libros, exposiciones, conferencias y debates, teatro, … No podía faltar la música (comenzaron los actos en enero con sendos conciertos de flamenco y de rock) y, dentro de ese apartado, no podían faltar unos personajes que nos cantan/cuentan la vida a su manera. Con una canción nos denuncian la represión, la dictadura o la especulación. Con otra nos rescatan a un poeta, nos enseñan a “oírlo” con otros ojos. Con otra, en fin, nos enseñan su interior, nos hacen una radiografía de la actualidad o juegan con el lenguaje para criticar, para reírse o para reivindicar. Son los cantautores. Los nuevos juglares.

Suelen ser incómodos con el poder y algunos fueron asesinados, como Joe Hill o Víctor Jara. Otros encarcelados, silenciados, ninguneados. A veces utilizados como bandera y aparcados después. Algunos, curtidos en mil batallas, aún siguen. Sin cambiar de bando. Sin abandonar la lucha por la poesía y la libertad. Otros, más jóvenes, se suman y relevan a generaciones anteriores, continuando o adaptando la pelea a los tiempos que viven.

La CNT quiere presentar este Festival de Cantautores, como ya lo hizo con El Cabrero, como un doble homenaje. De la Confederación Nacional del Trabajo hacia esos luchadores por la libertad y la cultura, y de ellos hacia una organización que cumple cien años en lucha por lo mismo.

Para esta ocasión, contamos con una interesante variedad de músicos y estilos:

El primer día, 28 de abril, contamos con Emiliano Domínguez “Zapata”, joven cantautor andaluz, un punto rockero, versátil y precoz, que canta a poetas como Lorca, Benedetti, León Felipe o García Calvo, criado en un ambiente de músicos y poetas (es hijo de Elena Bermúdez y José Domínguez “EL Cabrero”) de quienes hereda, también, su espíritu solidario y luchador. Seguirá Salvador Amor, que nacido ya en Madrid (11 de noviembre de 1980), lleva a Buenos Aires y la música en los genes, pues es hijo y nieto de grandes músicos argentinos. Preparando ya su tercer disco “buen Ayre”, ha dado conciertos en todos los espacios especializados españoles y argentinos y, con su padre Rafael Amor, en el local de la CNT de Villaverde en más de una ocasión También, con Luis Pastor, uno de los grandes, que ya entró en la historia con mayúsculas, pero que sigue demostrando en cada concierto porqué llegó hasta esa posición. Vallecano de Berzocana (Extremadura), editó su primer disco a comienzos de los setenta (del que solo vieron la luz cuatro canciones, por la censura) al que siguieron otros muchos hasta “En esta esquina del tiempo”, doble CD (en castellano y portugués) con portada y 14 poemas de Saramago musicados por Luis Pastor y con la colaboración de Pasión Vega.

El segundo día, 29 de abril, tendrá un toque latinoamericano. Abrirá Jaime Guevara, que vendrá para la ocasión desde su Quito natal. Icono de la trova urbana quiteña, conocido por sus canciones con ritmos que van desde el rock y el blues a la música folclórica, sus actividades político-culturales como defensor de derechos humanos, la no violencia, y su crítica al poder político a través del humor corrosivo. Desde su juventud adhiere al pensamiento político anarquista. Si bien se identifica tanto con el rock como con la trova, tanto con la letras de lo «urbano cotidiano» como de la «protesta social», Guevara en particular trata de no encasillarse en géneros musicales cerrados por lo que ha desarrollado una «fusión» característica. Después, dos cantautores corrosivos y mordaces. Moncho Alpuente, polifacético músico, teatrero, locutor en radio y televisión, autor de numerosos libros y periodista (publica desde en El País hasta en el CNT, habitualmente), no ha parado desde que montó “Las madres del cordero”, “Desde Santurce a Bilbao Blues Band” o “Moncho Alpuente y Los Kwai”. Su último montaje, “The Moncho Alpuente Experience”, donde ha colaborado, entre otros, el Gran Wyoming, será lo que veamos en este concierto. Javier Krahe, autor de temas satíricos. Inspirado por grandes autores internacionales (como ya lo es él), de la talla de Georges Brassens o Leonard Cohen, empieza a escribir letras a las que pone música su hermano Jorge. De regreso a España, Chicho Sanchez Ferlosio le anima a actuar en locales como La Aurora, donde conoce a Joaquín Sabina y Alberto Pérez, con quienes graba el disco “La Mandrágora” en 1981. Con más de una docena de discos oficiales, tiene para elegir la manera de hacernos pasar un muy buen rato en este concierto que cierra el Festival de Cantautores por el Centenario de la CNT.

sábado, 24 de abril de 2010

Articulo de la charla de Luis Montes sobre la muerte digna.

El doctor Montes defiende la eutanasia y asegura que en España se muere muy mal.

Luis Montes ofreció ayer una charla en el Centro Social Polivalente. Quizá el nombre y los apellidos del ponente le suenen a mucha gente, pero la mayoría le recuerda por la persecución que sufrió en distintos ámbitos en 2005 a raíz de unas denuncias que aseguraban que en el Hospital Severo Ochoa de Leganés se producían muertes irregulares.

El anestesista sufrió una brutal represión entonces, pero la Justicia le dio la razón y en la actualidad ha intentado olvidar todo aquello, aunque todavía le persiguen algunas secuelas.

Montes se desplazó ayer a Toledo para hablar de la eutanasia, comentar el marco legislativo actual y la Ley de Autonomía del Paciente. En este sentido, el facultativo explica que en último desarrollo de esta ley se incluye «el testamento vital o las voluntades anticipadas».

Respecto a la eutanasia, Montes tiene claro que es un derecho que debería disfrutar el paciente y tiene claro que la «estiración terapéutica» en pacientes terminales puede alargar el sufrimiento en muchos casos. En España todavía no se ha legalizado la eutanasia, pero se están consiguiendo algunos avances en Andalucía con la reciente aprobación sobre la legalización de la eutanasia pasiva con el objetivo de que los pacientes terminales puedan decidir si quieren o no interrumpir el tratamiento médico.

A pesar de que no existen estudios cualitativos sobre la muerte de pacientes terminales, el doctor Montes asegura que la experiencia de más de treinta años de servicio médico le facultan para asegurar que «en España se muere muy mal».

En su opinión, en la actualidad se están produciendo distintas «situaciones de muerte» en nuestro país. «Se está permitiendo la muerte y no se está permitiendo porque se está haciendo estiración terapéutica, se está dando la muerte con una eutanasia activa clandestina y también se está ayudando a morir, es decir, se está aplicando una sedación terminal para tratar la agonía de los pacientes». Si bien, Montes también señaló que se están produciendo muertes muy dolorosas porque «algunos pacientes están muriendo como perros en el abandono más absoluto en una habitación y con un enorme sufrimiento tanto para el paciente como para los familiares.

A la charla organizada por el sindicato CNT le siguió un interesante coloquio en el que se debatieron distintas experiencias en relación con la eutanasia.

El doctor Montes continúa trabajando en el Hospital Severo Ochoa e imparte conferencias sobre la eutanasia por distintas ciudades españolas desde hace tiempo. Además, preside la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) y trata siempre que puede el tema de la eutanasia para concienciar de su importancia porque considera que el Gobierno debe legalizarla al igual que ha hecho algún país europeo.

martes, 20 de abril de 2010

Viernes 23 de Abril. 19h. Charla: “Derecho a una muerte digna, asistencia ante la muerte” a cargo de Luis Montes, médico anestesista.


El anestesista Luis Montes, que fue jefe del Servicio de Urgencias del Hospital Severo Ochoa de Leganés, acude este viernes a Toledo para ofrecer una conferencia sobre la eutanasia y los métodos paliativos al sufrimiento en los procesos terminales.

La charla de Montes está organizada por el sindicato CNT y comenzará el viernes 23 a las 19 h. en el Centro Social Polivante del barrio del Poligono.

Montes fue la cara pública más reconocida de la polémica vivida en el año 2005 en Leganés, cuando los responsables de la Comunidad de Madrid le destituyeron de su puesto a raíz de unas denuncias anónimas que aseguraban que en el centro sanitario madrileño se habían producido 400 muertes irregulares. La justicia finalmente archivó el caso.

El doctor que fue víctima de una feroz persecución por parte de la Consejeríala Comunidad de Madrid y por su ex Consejero Manuel Lamela, explicará el sentido de la eutanasia y el papel de la medicina más allá del mero alargamiento de la vida.

En el año 2005 el Hospital Severo Ochoa de Leganés se vio salpicado por la polémica. Una serie de denuncias contra la persona de Luís Montes, anestesista del Hospital, le acusaban de haber provocada la muerte a un número de pacientes. Se le acusaba de 400 asesinatos.

Desde ese momento Luís Montes comienza una batalla por su dignidad y por su persona. Y no lo iba a tener fácil. Frente a él se situaba toda la derecha mediática y el mismo gobierno de la Comunidad de Madrid de Esperanza Aguirre.

Desde los medios de comunicación de la derecha mediática (sobre todo la Cadena COPE) Luís Montes es acusado de crímenes horrosos y comparada con los peores criminales de la historia. El gobierno de Esperanza Aguirre seguía el juego y daba pie a ello. Un gobierno que lleva varias legislaturas caminando hacia la privatización del sector de la sanidad y que acontecimientos como este le servía de pretexto. Aguirre y Lamela no perdían tiempo.

En sucesivas conferencias y tras una defensa tenaz, Luís Montes no solo ha demostrado su inocencia ante todo lo dicho, sino que ha podido decir alto y claro lo que pensaba. Ha podido responder a determinados estafadores de las ondas radiofónicas que le compararon con el doctor Menguele.

Y como profesional de la medicina Luís Montes nos puede mostrar de forma directa lo que es la eutanasia y los métodos paliativos ante enfermedades o procesos terminales.

CNT organiza este acto para que el pueblo de Toledo esté al tanto de estas cuestiones y que la figura de Luís Montes sea tenida en cuenta como una voz autorizada en su materia.

Mujeres Libres y Mujeres Libres en el Exilio.

La agrupación Mujeres Libres nació de la fusión del Grupo Cultural Femenino (de la CNT de Barcelona) y, de Mujeres Libres, de Madrid.

El primero surgió a finales de 1934 como consecuencia de la Revolución de Asturias. Meses después se hacia un llamamiento a las mujeres del movimientos libertario, para que asumieran su condición de obreras concienciadas, tomando parte activa en las decisiones laborales y sociales, en fábricas y talleres, y a principios de 1936 celebraban una gran concentración en el Teatro Olimpia, de Barcelona, en las cuales se presentaron las bases de la agrupación, que promovía la defensa de los derechos de la mujer y su organización, con asociaciones en cada barriada, ciudades y pueblos de Cataluña. Aunque el encuentro fue multitudinario, la prensa anarquista silenció el acto.

En Madrid, casi paralelamente, surgía un grupo de Mujeres Libres, con los mismos objetivos emancipadores que el Grupo Cultural Femenino, en Cataluña. La emancipación de la mujer obrera, de su triple esclavitud, de la ignorancia, de la sumisión sexual y la de la sola competencia como sujeto reproductor, arraigado modelo tradicional. La tarea no era fácil en un país con un alto nivel de analfabetismo y unas cuotas de marginación aún más humillantes, factores decisivos del secular machismo. Tras un tiempo de acercamiento y proyectos comunes, las dos agrupaciones unificaron criterios, generando una incalculable influencia y honda repercusión social y crítica. Para las fundadoras Lucía Sánchez Saornil, Mercedes Comaposada y Amparo Poch, la cultura era un factor decisivo en los medios obreros, con acentos determinantes a la hora de conquistar el respeto y los derechos de la mujer, tan desasistida. Se crearon escuelas racionalistas y se potenciaron los ateneos culturales, que durante tanto tiempo habían constituido lugares de formación, de educación y de esparcimiento, donde la clase obrera armonizaban el ocio y la cultura. Para divulgar las enseñanzas e información de la mujer fundaron la revista Mujeres Libres, más tarde portavoz de la Agrupación, modelo de publicación ética y estética, que daba a conocer las actividades de las delegaciones de cada barriada que federaba Mujeres Libres. La guerra cambió el contenido de la revista, de «orientación y documentación social», y a partir de julio de 1936 se transformó en un periódico combativo a tenor de las circunstancias.

Uno de los principios de la agrupación Mujeres Libres fue mantener su independencia y autonomía, incluso dentro del movimiento libertario, al cual estaba vinculada en sus Sindicatos Obreros (CNT), Grupos Específicos (FAI) y Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL), sin hacer concepciones en el plano de su relación con otras organizaciones femeninas. Ante las reiteradas invitaciones de la Asociación de Mujeres Antifascistas para una función de organizaciones, Lucía Sánchez Saornil, desde las páginas de Solidaridad Obrera, escribía a Dolores Ibarruri las razones de su negativa a integrarse en el frente único antifascista. Aducía que el Partido Comunista era el principal protagonista, el que programaba y controlaba todas las actividades y, en consecuencia, las decisiones de las demás organizaciones. «Mujeres Libres –decía– tiene la personalidad propia de una organización revolucionaria, con objetivos concretos y una clara conciencia de su misión, que va más allá del limitado antifascismo.» Mujeres Libres prefería continuar dentro de la Unidad del Frente Popular Antifascista, representada por la tendencia libertaria, prescindiendo de ayudas oficiales, para poder conservar «…íntegramente su carácter y personalidad».

Orientados por el pensamiento de Bakunin, el movimiento libertario español había aceptado la igualdad de derechos de hombres y mujeres en el Congreso de Zaragoza, de Abril de 1872. A pesar de la lucha de la mujer obrera, una gran parte de sus compañeros la marginaba a la hora de tomar decisiones. Los hombres seguían siendo los líderes en sus lugares de trabajo y en sus propios hogares. El paso de los años no desterró viejos atavismos y prejuicios. La agrupación Mujeres Libres no tuvo el pleno consenso de sus compañeros, al considerar intrusa su participación, que interfería su lucha social. Frente a tan manifiesta incomprensión, la pedagoga Pilar Grangel, consciente de que las relaciones de hombres y mujeres anarquistas debían centrarse en una labor común, en el número 12 de la revista Mujeres Libres, escribía: «No, compañeros, no; la mujer en sus reivindicaciones no pretende buscar frente a vosotros la competencia sino aunar sus energías a las vuestras, Porque si la mujer se defiende, os defiende también a vosotros.»

El 3 de enero de 1937, en plena revolución social, ostentando García Oliver la cartera de Justicia, firmaba el decreto que concedía a la mujer la plenitud de sus derechos civiles. De hecho, ella ya los había ido conquistando desde siempre, pero en aquellas circunstancias, desde el primer día de la Guerra Civil. Primero, con su presencia en las barricadas, y luego, con su incorporación a las Columnas de las Milicias Antifascistas, que iban a luchar en campo abierto. Mientras, en la retaguardia, asumía responsabilidades, inéditas para ella, con la organización de toda suerte de ayudas en las brigadas femeninas de trabajo y la asistencia social en el Comité de Refugiados y la Infancia, la creación de la Columna de Mujeres Libres que, con un tren de máquinas de lavado y planchado, debía actuar en los frentes de guerra. Sin olvidar los programas de alfabetización, los cursos de aprendizaje y el trabajo en las fábricas de armamento y de la producción en general, ni abandonar su labor en los Servicios Públicos y en las Colectividades rurales, donde desempeñó toda clase de trabajos en sustitución de los hombres. La mujer fue, así, pieza fundamental en el frente de la retaguardia, sin cuya actividad y buen funcionamiento no era posible el combate del ejército en el frente real.

Estas mujeres, que lucharon por la revolución y su propia emancipación en medio de una guerra, en 1939, salían al exilio y eran internadas en campos de concentración y en refugios franceses, y cuando se declaró la Segunda Guerra Mundial, fieles a su espíritu antifascista, se incorporan a la Resistencia, para seguir defendiendo la Libertad contra el fascismo, el mismo enemigo que en España. Muchas, no sabemos cuántas, acabaron en los campos de exterminio nazi.

Después, pasados los años, ancladas sus vidas en la Europa de su exilio, decidieron reivindicar la memoria de la revista Mujeres Libres de su juventud, y Sara Berenguer, desde Montady (Francia), Suceso Portales, desde Londres, y la colaboración de otras compañeras, reapareció Mujeres Libres en el Exilio, una modesta publicación, escrita, sufragada y editada por ellas mismas. De las que vivieron aquella y la posterior andadura ya quedan pocas, pero conservan el espíritu, como divisa, de la revolución que les mostró el camino para sentirse como seres libres.


De los cuadros de defensa a las Milicias Populares

La CNT en la Segunda República

El auge anarcosindicalista. El congreso de Sants y los Sindicatos Únicos

Sobre los orígenes de la CNT

El final de un largo camino. El despunte anarquista (1902-1909)

:: Descarga el especial de Solidaridad Obrera "100 años de anarcosindicalismo" ::

domingo, 18 de abril de 2010

Programacion de las Jornadas Libertarias Primavera-2010 en Toledo.


PROGRAMACION JORNADAS LIBERTARIAS PRIMAVERALES 2010


EXPOSICIONES:
  • Del 17 al 29 de Mayo: “Viviendo la Utopía + Carteles Históricos de la CNT”.
  • Del 1 al 12 de Junio: “Cien imágenes para un centenario. CNT (1910-2010)”.
Lugar: Biblioteca Regional del Alcázar (Toledo).



PROGRAMA:


  • Viernes 23 de Abril. 19h. Charla: “Derecho a una muerte digna, asistencia ante la muerte” a cargo de Luis Montes, médico anestesista. Lugar: Centro Social Polivalente del Polígono, sala de usos varios. C/Bullaque, 24 (Autobuses: 61, 91, 94. Parada Alberche Correos).
  • Viernes 30 de Abril. 20h. Charla: “CNT, 100 años de lucha”, a cargo de Andrés Sánchez, afiliado a CNT- Puertollano y ex-secretario de la Regional Centro de la CNT.
  • Sábado 1º de Mayo, 12h. Manifestación desde la Plaza de Toros, hasta Zocodover y posterior mitin a cargo de Manuel Vicent, Presidente de la FAL y afiliado a CNT-La Plana.
  • Viernes 7 de Mayo, 20h. Presentación del libro: “Viento del pueblo. Centenario de la CNT (1910-2010)”, a cargo de su autor, Rai Ferrer, periodista y escritor.
  • Sábado 8 de Mayo, 12h. Charla: “Crisis económica y resistencia obrera” a cargo de Salvador Comendador, economista y miembro del ICEA (Instituto de ciencias económicas y de la autogestión).
  • Domingo 9 de Mayo, 18h. Proyección: “Un pueblo en Armas” + Películas realizadas por el sindicato de la industria del espectáculo de la CNT durante la Guerra Civil Española.
  • Viernes 14 de Mayo, 20h. Charla: “Diversidad sexual y anarquismo”, a cargo de D-género, colectivo libertario pro-liberación sexual.
  • 22h.Concierto de cantautores: Hector Nenofilus (componente de regocijo en el fango y llorando en el desierto)+otros.
  • Sábado 15 de Mayo, 12h. Charla: “Charla: Los primeros años de la CNT. (1910-1931)” a cargo de Julián Vadillo. Historiador y redactor de la revista "Germinal" y afiliado a CNT-Guadalajara.
  • Domingo 16 de Mayo, 18h. Charla: “El parlamentarismo como sistema de dominación”, a cargo de Félix Rodrigo Mora . Estudioso del mundo rural y autor de varios libros sobre el sistema parlamentario y también sobre el mundo rural.
  • Viernes 21 de Mayo, 20h. Charla: “El proceso colectivista durante la Revolución española (1936-1939)”. A cargo de Manuel Vicent, Presidente de la FAL y afiliado a CNT-La Plana.
  • Sábado 22 de Mayo, 12h. Charla: Presentación de la agrupación de Mujeres Libres de Extremadura.
  • Domingo 23 de Mayo, 18h. Proyección: “Arcadia” (Costa Gavras, 2005).
  • Viernes 28 de Mayo, 20h. Charla: “CNT, el sindicato para tiempos difíciles” a cargo de Victoriano Vela, afiliado a CNT-Lebrija (Sevilla).
  • Sábado 29 de Mayo, 12h. Charla: “Presentación de la Asamblea de Parados de Madrid”.
  • Domingo 30 de Mayo, 18h. Proyección: “De la servidumbre moderna” (Jean-François Brient, 2009).
  • Viernes 4 de Junio, 19h. Presentación del libro, “Cien imágenes para un centenario. CNT (1910-2010)” a cargo de Juan Pablo Calero. Doctor en Historia Contemporánea y escritor y afiliado a CNT. Lugar: Sala de conferencias de la biblioteca del Alcázar de Toledo.

Todos los actos se realizarán en el local del sindicato de la CNT-AIT Toledo,

salvo aquellos actos que indiquen lo contrario.


Os esperamos a todos.


De los cuadros de defensa a las Milicias Populares.

Agustín Guillamón.

Los cuadros de defensa se crearon poco después de la proclamación de la República, continuación de los grupos de defensa armada de los años del pistolerismo.

Del informe de Shapiro a la ponencia de octubre de 1934

Un informe confidencial y de escasa difusión de Alexander Shapiro, secretario de la AIT, elaborado durante su estancia en España en 1932-1933, relataba qué eran y cómo funcionaban los Comités de Defensa, organizados exclusivamente para tareas insurreccionales de choque, como la del 8 de enero de 1933, de la que fue testigo. Ese informe de Shapiro, sobre los Comités de Defensa, se realizó en plena polémica entre faistas y treintistas sobre la oportunidad, o no, de la táctica de insurrección inmediata, localista y permanente. El informe de Shapiro, que contó con la inestimable ayuda de Eusebio Carbó, describía de este modo los cuadros de defensa existentes en 1933: «Esos Comités de Defensa, que ya existían desde tiempo antes, tenían como única meta preparar las armas necesarias en caso de insurrección, organizar los grupos de choque en los diferentes barrios populares, organizar la resistencia de los soldados en los cuarteles, etcétera».

Aún en curso la insurrección asturiana, el Comité Nacional de los Comités de Defensa (CNCD) constataba, en una ponencia, el fracaso de la táctica insurreccional, conocida popularmente como «gimnasia revolucionaria», a la que culpaba precisamente de la falta de preparación de la CNT para intervenir, a nivel estatal, en la insurrección de octubre de 1934. Había llegado el momento de superar esa táctica porque había demostrado lo absurdo y peligroso que era una insurrección local en un momento inadecuado y sin una seria preparación previa, ya que sometía a los libertarios a la represión estatal sin conseguir nunca una extensión popular a todo el país ni la adhesión de otras organizaciones, necesaria para enfrentarse con éxito al aparato militar y represivo del Estado. Lo peor de todo era que esa represión había desmantelado el aparato militar clandestino de la CNT, tras las insurrecciones precipitadas de enero y diciembre de 1933. En octubre de 1934, cuando se daban las condiciones adecuadas para una insurrección proletaria revolucionaria, a escala estatal, los anarcosindicalistas se encontraban absolutamente exhaustos y desorganizados, desarmados, con miles de militantes presos.

La determinación de trabajar en el fortalecimiento de los Comités de Defensa, superando deficiencias y corrigiendo errores, y sobre todo aprovechando la represión estatal como acicate para proseguir la lucha, impulsaban la ponencia del CNCD de octubre de 1934. Se abandonaba la vieja táctica en favor de una seria y metódica preparación revolucionaria: «No hay revolución sin preparación; y cuanto más intensa e inteligente sea ésta, mejor en su día se impondrá aquélla. Hay que acabar con el prejuicio de las improvisaciones, por inspiración exaltada, como únicas formas solutorias [factibles] en las horas de las dificultades. Ese error, de la confianza en el instinto creador de las masas, nos ha costado muy caro. No se procuran, como por generación espontánea, los medios de guerra inexcusables para combatir a un Estado que tiene experiencia, fuertes dotaciones y normas superiores ofensivo-defensivas».

El CNCD consideraba «que hay que dar a los Comités de Defensa la gran importancia que tienen para la CNT y la revolución libertaria, atendiendo al estudio ininterrumpido de sus estructuras para superarlos [mejorarlos] y aportándoles los medios económicos y de relación [ayuda] moral y técnica que los revistan de la mayor eficacia para obtener pronto y rectamente la finalidad deseada».

El aparato militar clandestino de los Comités de Defensa debía estar siempre sujeto a las órdenes y necesidades de la CNT: «los Comités de Defensa serán una modalidad orgánica anexa a la CNT». La Ponencia estructuraba los Comités de Defensa mediante «militantes voluntarios», del mismo modo que se consideraba voluntaria la participación de las organizaciones específicas, esto es, de la FAI y de las Juventudes Libertarias. Pero sin olvidar nunca que los Comités de Defensa eran una organización militar clandestina de la CNT, financiada por los sindicatos, que «fijarán un porcentaje de cotización que mensualmente será entregado a aquéllos [los Comités de Defensa] por conducto de los Comités confederales de cada localidad o comarca».

La Ponencia del CNCD, de octubre de 1934, razonaba que el grupo, o cuadro de defensa básico, debía ser poco numeroso para facilitar su clandestinidad y agilidad, así como un conocimiento profundo del carácter, conocimientos y habilidades de cada militante. Debía estar formado por un secretario, que tenía como misión fundamental el enlace con otros grupos del mismo barrio y la formación de nuevos grupos. Un segundo militante debía encargarse de identificar y anotar el nombre, domicilio, ideología, señas personales, costumbres y peligrosidad de los enemigos existentes en la demarcación asignada a su grupo.

Por peligrosidad se entiende profesión o ideología de la persona identificada como enemigo: «militares, policías, sacerdotes, funcionarios, políticos burgueses y marxistas, pistoleros, fascistas, etcétera». Un tercer militante debía estudiar los edificios e inmuebles hostiles al movimiento obrero, su vulnerabilidad e importancia. Se trataba de levantar planos y elaborar estadísticas de hombres, objetos y armamentos existentes en «cuarteles, comisarías, cárceles, iglesias y conventos, centros políticos y patronales, edificios fuertes, etcétera». Un cuarto militante del grupo debía investigar los puntos estratégicos y tácticos, esto es, «puentes, pasos subterráneos, alcantarillado, sótanos, casas con azoteas, o puertas de escape y acceso a otras calles o patio de fuga y refugio». Se juzgaba que un quinto militante del grupo debía dedicarse a estudiar los servicios públicos: «alumbrado, agua, garajes, cocheras de tranvías, metro, vías de transporte y su debilidad para el sabotaje o la incautación ». Un sexto militante debía encargarse de localizar y estudiar el asalto a los lugares donde podían obtenerse armas, dinero y provisiones para la revolución: «armerías, domicilios particulares armados, bancos, casas de crédito, almacenes de vestidos, artículos alimenticios, etcétera.»

Se pensaba que ese número de seis militantes era la cifra ideal para constituir un grupo o cuadro de defensa, sin dejar de considerar que, en algún caso, podía sumarse algún miembro más para cubrir tareas «de sumo relieve». Recomendaba la Ponencia que se sacrificara el número de cuadros a su calidad, y que los militantes debían caracterizarse por ser «hombres reservados y activos».

Así, pues, los grupos de defensa, después de octubre de 1934, se caracterizarían por su número reducido, seis militantes, encargados de tares muy concretas. El secretario del grupo constituía el enlace con otros grupos del mismo barrio. Eran grupos de información y de combate que debían desempeñar «el papel de justa vanguardia revolucionaria» que «inspirarán directamente al pueblo», esto es, que en el momento de la insurrección debían ser capaces de movilizar a grupos secundarios más numerosos, y éstos, a su vez, a todo el pueblo.

El grupo de defensa era la célula básica de la estructura militar clandestina de la CNT. En cada barrio se constituía un Comité de Defensa de la barriada, que coordinaba todos esos cuadros de defensa, y que recibía un informe mensual de cada uno de los secretarios de grupo. El secretario-delegado de barrio realizaba un resumen que entregaba al Comité de Distrito, éste a su vez lo tramitaba al Comité Local de Defensa «y éste al Regional y al Nacional sucesivamente».

Este esquema organizativo, propio de las grandes ciudades, se simplificaba en los pueblos, donde los distintos grupos se coordinaban directamente en el comité local. La Ponencia detallaba incluso cómo y dónde «constituir grupos, o cuadros de defensa, buscando el elemento humano en los Sindicatos y distribuyéndolos por las barriadas de las ciudades industriales, asignándoles un radio de acción trazado sobre mapa urbano y del que procurarán no salirse sin aviso expreso».

Es notorio el detallismo y la precisión con la que se constituyen esos Comités de Defensa. La Ponencia recomendaba que los grupos fuesen formados por hombres de un mismo sindicato, o ramo profesional, «no queriendo decir con esto que guarden relación o dependencia de su Sindicato ya que ellos están a disposición exclusiva de los Comités de Defensa y para llenar los fines que éstos propugnan», sino porque ese «método tiene la virtud de convertir a esos militantes, agrupados dentro de los Comités de Defensa, en guardadores de los principios dentro del Sindicato y en prever la actuación íntima y pública del mismo».

La Ponencia del CNCD también detallaba la organización de los Comités de Defensa a escala regional y nacional, encuadrando además a aquellos sectores de trabajadores, como ferroviarios, conductores de autocar, trabajadores de teléfonos y telégrafos, carteros y, en fin, a todos los que por características de su profesión u organización abarcaban un ámbito nacional, destacando la importancia de las comunicaciones en una insurrección revolucionaria. Se dedicaba un apartado especial al trabajo de infiltración, propaganda y captación de simpatizantes en los cuarteles. Tras considerar la necesidad de discutir y perfeccionar constantemente las tácticas y planes insurreccionales a nivel local, regional y nacional de los Comités de Defensa, y formalizar la trabazón con la FAI, la Ponencia terminaba con un llamamiento a los cenetistas para que considerasen la importancia de consolidar, extender y perfeccionar un aparto militar clandestino de la CNT, «frente al armatoste militar y policíaco del Estado y de las milicias fascistas o marxistas».

Los cuadros de defensa eran mayoritariamente cuadros sindicales. Después del 19-20 de julio algunos de esos cuadros sindicales llegaron a constituirse en centurias de las Milicias Populares, que marcharon inmediatamente a luchar contra el fascismo en tierras de Aragón. De ahí que, en el seno de las distintas columnas confederales, se hablase de la centuria de los metalúrgicos, o de la centuria de la madera, o de la construcción, constituida por militantes de un mismo sindicato.

Las funciones esenciales de los Comités de Defensa eran dos:

1) Obtención, mantenimiento, custodia y aprendizaje en el manejo de las armas. La autoridad de los Comités de Defensa radicaba en su carácter de organización armada. Su poder era el poder de los obreros en armas.

2) Intendencia en el sentido amplio de la palabra, desde provisión de abastos y comedores populares hasta la creación y mantenimiento de hospitales, escuelas, ateneos,... o incluso, en los primeros días de la victoria popular, de reclutamiento de milicianos y aprovisionamiento de las columnas que partieron hacia el frente.

Los cuadros de defensa existieron ya desde poco después de la proclamación de la República, y podían considerarse como la continuidad, reorganización y extensión de los grupos de defensa armada de los años del pistolerismo (1919-1923).

En los años treinta los parados eran encuadrados en los cuadros de defensa de forma rotativa con el fin solidario de darles un ingreso, evitar esquiroles y extender al máximo de militantes el conocimiento y uso de las armas. Por esas mismas razones, y para evitar su «profesionalización», evitaron que esa remuneración fuera permanente. Durante toda la etapa republicana hubo piquetes y grupos de defensa sindical armados que defendían las manifestaciones y huelgas o promovían insurrecciones locales.

La Ponencia del CNCD, de octubre de 1934, supuso una nueva organización y orientación de los cuadros de defensa, que asumía tácitamente las críticas a la «gimnasia» insurreccional de Alexander Shapiro y de la oposición interna cenetista, concretada en el Manifiesto de los Treinta.

El Comité Local de Preparación Revolucionaria

En Cataluña, la aplicación práctica de esa nueva estructura de los Comités de Defensa fue objeto de una ponencia, presentada por los grupos anarquistas Indomables, Nervio, Nosotros, Tierra Libre y Germen, en el Pleno de la Federación de Grupos Anarquista de Barcelona, que se reunió en enero de 1935. La ponencia presentaba la fundación, en Barcelona, del Comité Local de Preparación Revolucionaria.

El preámbulo de la ponencia caracterizaba el momento histórico como «un período de inmensas perspectivas revolucionarias a causa sobre todo de la incapacidad manifiesta del capitalismo y del Estado para dar soluciones de equidad a los problemas económicos, sociales y morales planteados de una manera apremiante». Se constataba el fracaso político internacional desde el fin de la Gran Guerra: «Más de tres lustros de esfuerzo permanente de los dirigentes de la vida económica y otros tantos ensayos de múltiples formas de Estado, sin excluir la llamada dictadura del proletariado, no han producido un mínimo de equilibrio tolerable por las grandes masas, sino que han aumentado el malestar general y nos han llevado al borde de la ruina fisiológica y al umbral de la nueva hecatombe guerrera». Frente a un panorama histórico, realmente desolador; el auge del fascismo en Italia, del nazismo en Alemania, del estalinismo en la Unión Soviética, de la depresión económica con un paro masivo y permanente en Estados Unidos y Europa; la ponencia oponía la esperanza del proletariado revolucionario: «En la quiebra universal de las ideas, partidos, sistemas, sólo queda en pie el proletariado revolucionario con su programa de reorganización de las bases de trabajo, de la realidad económica y social y de la solidaridad». El optimismo de los redactores de la ponencia veía, en España, al movimiento obrero, lo bastante fuerte y capaz «de librar la batalla definitiva al viejo edificio de la moral, de la economía y de la política capitalistas».

En la definición, que los ponentes daban de la revolución, se apreciaba una profunda crítica a la pueril táctica, ya abandonada en octubre de 1934, de la gimnasia revolucionaria y de la improvisación: «La revolución social no puede ser interpretada como un golpe de audacia, al estilo de los golpes de Estado del jacobinismo, sino que será consecuencia y resultado del desenlace de una guerra civil inevitable y de duración imposible de prever». No sólo se vislumbraba con sorprendente claridad la Guerra Civil, a dieciocho meses vista, y su inmensa crueldad, sino que se insistía en la necesidad de anticiparse ya, organizando la nueva estructura de los cuadros de defensa: «Si el golpe de Estado exige en los tiempos modernos una gran preparación técnica e insurreccional, elementos y hombres perfectamente adiestrados para el fin perseguido, una guerra civil requerirá con mucha más razón un aparato de combate que no puede improvisarse al calor del mero entusiasmo, sino estructurarse y articularse con la mayor cantidad posible de previsiones y de efectivos.»

Se verificaba la abundancia de hombres disponibles, pero también su falta de organización «para una lucha sostenida contra las fuerzas enemigas». Era, pues, necesario acelerar su instrucción. «A ese propósito responde la presente estructuración del Comité Local de preparación revolucionaria que proponemos.» Ese comité estaría formado por cuatro miembros: dos serían nombrados por la Federación Local de la CNT y otros dos por la Federación Local de Grupos Anarquistas. Estos cuatro organizarían además una comisión auxiliar. La misión principal de ese Comité Local de Preparación Revolucionaria era «el estudio de los medios y métodos de lucha, de la táctica a emplear y la articulación de las fuerzas orgánicas insurreccionales». Se distinguía claramente entre los viejos cuadros de choque, anteriores a octubre de 1934, y los nuevos cuadros de defensa: «Así como hasta aquí los Comités de Defensa han sido sobre todo organizaciones de grupos de choque, deben ser en lo sucesivo organismos capaces de estudiar las realidades de la lucha moderna.»

La preparación revolucionaria para una larga Guerra Civil exigía nuevos desafíos, impensables en la vieja táctica de los grupos de choque: «Dado que no es posible disponer de antemano de los stocks de armas necesarios para una lucha sostenida, es preciso que el Comité de preparación estudie el modo de transformar en determinadas zonas estratégicas las industrias […], en industrias proveedoras de material de combate para la revolución.

Los Comités Regionales de la CNT debían ser los coordinadores de esos Comités Locales de Preparación Revolucionaria. Estos podían reunirse en Plenos especiales para el intercambio de iniciativas, informaciones y experiencias. A nivel nacional se preveía celebrar reuniones de los delegados regionales.

Ese Comité de Preparación no debía tener nunca la iniciativa revolucionaria «que habrá de partir siempre de las organizaciones confederal y específica, siendo ellas las que han de fijar el momento oportuno y asumir la dirección del movimiento». La financiación debía correr a cargo de los sindicatos de la CNT y de los grupos anarquistas, sin «fijar de antemano una contribución general obligatoria». En cuanto a la «formación de los cuadros de lucha, en las ciudades los grupos insurreccionales serán formados a base de barriadas, en núcleos de número ilimitado, pero igualmente entrarán a formar parte de los cuadros insurreccionales los grupos de afinidad que deseen mantener su conexión como tales, pero sometiéndose al control del comité de preparación».

Tanto la ponencia del CNCD, de octubre de 1934, como la de los grupos anarquistas de Barcelona, de enero de 1935, insistían en una nueva estructura de los cuadros de defensa, desechando su vieja consideración de simples grupos de choque para transformarlos en cuadros de defensa de preparación revolucionaria rigurosa, enfrentados a los problemas de información, armamento, táctica e investigación previos a una larga guerra civil. De los grupos de choque, anteriores a 1934, se había pasado a los cuadros de información y combate.

Julio de 1936: los Comités Revolucionarios y las milicias

El 19 y 20 de julio de 1936, en plena lucha en las calles de Barcelona, al tiempo que se derrotaba a los militares sublevados, los miembros de los Comités de Defensa empezaron a llamarse y a ser conocidos como «los milicianos». Sin transición alguna, los cuadros de defensa se transformaron en Milicias Populares. La estructura primaria de los cuadros de defensa había previsto su ampliación y crecimiento mediante la incorporación de cuadros secundarios. Bastó con dar cabida en ellos a los millares de trabajadores voluntarios que se sumaron a la lucha contra el fascismo, extendida a tierras de Aragón. Las milicias confederales se convirtieron en la vanguardia de todas las unidades armadas que se desplazaban en busca del enemigo fascista que batir. Eran la organización armada del proletariado revolucionario. Fueron imitados por el resto de organizaciones obreras, e incluso las de origen burgués. Ante la ausencia de un ejército proletario único surgieron tantas milicias como partidos y organizaciones existían.

Hubo una doble transformación de esos cuadros de defensa. La de las Milicias Populares, que definieron en los primeros días el frente de Aragón, instaurando la colectivización de las tierras en los pueblos aragoneses liberados; y la de lo Comités Revolucionarios, que en cada barrio de Barcelona, y en cada pueblo de Cataluña, impusieron un «nuevo orden revolucionario». Su origen común en los cuadros de defensa hizo que milicias confederales y Comités Revolucionarios estuviesen siempre muy unidos e interrelacionados.

Tras la victoria sobre el levantamiento fascista y militar en Cataluña, los Comités de Defensa de cada barrio (o pueblo) se constituyeron en Comités Revolucionarios de barriada (o localidad), tomando una gran variedad de denominaciones. Esos Comités Revolucionarios de barrio, en la ciudad de Barcelona, eran casi exclusivamente cenetistas. Los Comités Revolucionarios locales, por el contrario, solían formarse mediante la incorporación de todas las organizaciones obreras y antifascistas, imitando la composición del Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA).

Esos Comités Revolucionarios ejercieron, en cada barriada o localidad, sobre todo en las nueve semanas posteriores al 19 de Julio, estas funciones:

1) Incautaron edificios para instalar la sede del Comité, de un almacén de abastos, de un ateneo o de una escuela racionalista. Incautaron y sostuvieron hospitales y diarios.

2) Pesquisas armadas en las casas particulares para requisar alimentos, dinero y objetos de valor.

3) Pesquisa armada en las casas particulares para detener «pacos», emboscados, curas, derechistas y quintacolumnistas. (Recordemos que el «paqueo» de los francotiradores, en la ciudad de Barcelona, duró toda una semana).

4) Instalaron en cada barrio centros de reclutamiento para las Milicias, que armaron, financiaron, abastecieron y pagaron (hasta finales de agosto) con sus propios medios, manteniendo hasta después de mayo del 37 una intensa y continuada relación de cada barriada con sus milicianos en el frente, acogiéndolos durante los permisos.

5) A la custodia de las armas, en la sede del Comité de Defensa, se sumaba siempre un local o almacén en el que se instalaba el comité de abastos de la barriada, que se abastecía con las requisas de alimentos realizados en las zonas rurales mediante la coacción armada, el intercambio, o la compra mediante vales.

6) Imposición y recaudación del impuesto revolucionario en cada barrio o localidad.

El comité de abastos instalaba un comedor popular, que inicialmente fue gratuito, pero que con el paso de los meses, ante la escasez y encarecimiento de los productos alimenticios, tuvo que implantar un sistema de bonos subvencionado por el Comité Revolucionario de barrio o localidad. En la sede del Comité de Defensa había siempre un habitáculo para la custodia de las armas y en ocasiones una pequeña prisión en la que instalar provisionalmente a los detenidos.

Los Comités Revolucionarios ejercían una importante tarea administrativa, muy variada, que iba desde la emisión de vales, bonos de comida, emisión de salvoconductos, pases, formación de cooperativas, celebración de bodas, abastecimiento y mantenimiento de hospitales, hasta la incautación de alimentos, muebles y edificios, financiación de escuelas racionalistas y ateneos gestionados por las Juventudes Libertarias, pagos a milicianos o sus familiares, etc.

La coordinación de los Comités Revolucionarios de barriada se hacía en las reuniones del Comité Regional, a donde acudían los secretarios de cada uno de los Comités de Defensa de barriada. Existía, además de forma permanente, el Comité de Defensa Confederal, instalado en la Casa CNT-FAI.

Para los aspectos relacionados con la incautación de importantes cantidades de dinero y objetos de valor, o todas aquellas tareas de detención, información e investigación que excedían por su importancia las tares del Comité Revolucionario de barriada, acudían al Servicio de Investigación de la CNT-FAI, dirigido por Manuel Escorza en la Casa CNT-FAI.

Así pues, en la ciudad de Barcelona, los Comités de Defensa de barriada se subordinaban a los siguientes Comités superiores:

1) En cuanto al reclutamiento de milicianos (en julio y agosto) y al abastecimiento de las milicias populares (hasta mediados de septiembre) dependían del CCMA.

2) En cuanto al abastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad del Comité Central de Abastos.

3) En cuanto a la organización y resolución de problemas del Comité Regional de la CNT, que les daba las órdenes y consignas a seguir. Se trataba de la famosa dependencia sindical de los cuadros de defensa y de la negación de su propia autonomía, acordada en la Ponencia de 1934.

4) Se coordinaban y compartían experiencias en un Comité de Defensa de Barcelona, que no era más que el escalón organizativo que seguía a los comités de distrito. Apenas era operativo.

5) En cuanto a la información, investigación, persecución de la quinta columna y otras labores «policíacas» armadas, dependían del Servicio de Investigación de la CNT-FAI.

Los cuadros de defensa, organizados territorialmente en zonas muy delimitadas respecto a otros grupos, formados por seis miembros, con tareas muy precisas de carácter informativo, de espionaje e investigación, eran la organización armada clandestina primaria de la CNT. A esos cuadros primarios se aglutinaban en el momento de la insurrección grupos secundarios de militantes sindicales, los grupos de afinidad de la FAI, miembros de ateneos, etc. Después del 19 de julio, las tareas de carácter informativo, de espionaje del enemigo, de investigación de las fuerzas y direcciones del enemigo de clase, fueron coordinadas por los Servicios de Investigación e Información de la CNT-FAI, mientras que el resto de temas se coordinaban en las reuniones de los delegados-secretarios de cada comité de barrio con el Comité Regional, en la Casa CNT-FAI.

Contra la militarización

El balance real del CCMA, en sus nueve semanas de existencia, fue el paso de unos Comités Locales revolucionarios, que ejercían todo el poder en la calle y las fábricas, a su disolución en beneficio exclusivo del pleno restablecimiento del poder de la Generalitat. Los decretos firmados el 24 de octubre sobre militarización de las Milicias a partir del 1 de noviembre, y de Colectivizaciones, completaban el desastroso balance del CCMA, esto es, el paso de unas Milicias obreras de voluntarios revolucionarios a un ejército burgués de corte clásico, sometido al código de justicia militar monárquico, dirigido por la Generalitat; el paso de las expropiaciones y el control obrero de las fábricas a una economía centralizada, controlada y dirigida por la Generalitat.

Ese decreto de militarización de las Milicias Populares produjo un gran descontento entre los milicianos anarquistas de la Columna Durruti, en el Frente de Aragón. Tras largas y enconadas discusiones, en marzo de 1937, varios centenares de milicianos voluntarios, establecidos en el sector de Gelsa, decidieron abandonar el frente y regresar a la retaguardia. Se pactó que el relevo de los milicianos opuestos a la militarización se efectuaría en el transcurso de quince días. Abandonaron el frente, llevándose las armas.

Ya en Barcelona, junto con otros anarquistas (defensores de la continuidad y profundización de la revolución de julio, y opuestos al colaboracionismo confederal con el gobierno), los milicianos de Gelsa (Zaragoza) decidieron constituir una organización anarquista, distinta de la FAI, la CNT o las Juventudes Libertarias, que tuviera como misión encauzar el movimiento ácrata por la vía revolucionaria. Así pues, la nueva Agrupación se constituyó formalmente en marzo de 1937, tras un largo período de gestación de varios meses iniciado en octubre de 1936. La Junta directiva fue la que decidió tomar el nombre de «Agrupación de Los Amigos de Durruti», nombre que por una parte aludía al origen común de los exmilicianos de la Columna Durruti, y que como bien decía Balius, no se tomó por referencia alguna al pensamiento de Durruti, sino a su mitificación popular.

Esta oposición revolucionaria a la militarización de las Milicias Populares se manifestó también, con mayor o menor suerte, en todas las columnas confederales. Destacó, por su importancia fuera de Cataluña, el caso de Maroto, condenado a muerte por su negativa a militarizar la columna que dirigía, pena que no llegó a ejecutarse pero que le mantuvo en la cárcel. Otro caso destacado fue el de la Columna de Hierro, que decidió en diversas ocasiones «bajar a Valencia» para impulsar la revolución y enfrentarse a los elementos contrarrevolucionarios de la retaguardia.

En febrero de 1937 se celebró una asamblea de columnas confederales que trató la cuestión de la militarización. Las amenazas de no suministrar armas, alimentos, ni soldada, a las columnas que no aceptaran la militarización, sumada al convencimiento de que los milicianos serían integrados en otras unidades, ya militarizadas, surtieron efecto. A muchos les parecía mejor aceptar la militarización y adaptarla flexiblemente a la propia columna. Finalmente, la ideología de unidad antifascista y la colaboración de la CNT-FAI en las tareas gubernamentales, en defensa del Estado republicano, triunfaron contra la resistencia a la militarización, que fue finalmente aceptada hasta por la recalcitrante Columna de Hierro.

Los Comités de Defensa en mayo de 1937

El lunes, 3 de mayo de 1937, hacia las tres menos cuarto de la tarde, Rodríguez Salas, militante de la UGT y estalinista convencido, responsable oficial de la comisaría de orden público, pretendió tomar posesión del edificio de la Telefónica. Los militantes cenetistas organizaron una dura resistencia gracias a una ametralladora instalada estratégicamente. La noticia se propagó rápidamente. De forma inmediata se levantaron barricadas en toda la ciudad. No debe hablarse de una reacción espontánea de la clase obrera barcelonesa, porque la huelga general, los enfrentamientos armados con las fuerzas de policía y las barricadas fueron fruto de la iniciativa tomada por el Comité de Investigación de la CNT-FAI y los Comités de Defensa, rápidamente secundada gracias a la existencia de un enorme descontento generalizado, las crecientes dificultades económicas en la vida cotidiana causadas por la carestía de vida, las colas y el racionamiento, así como a la tensión existente en la base militante confederal entre colaboracionistas y revolucionarios. La lucha callejera fue impulsada y realizada desde los Comités de Defensa de los barrios (y sólo parcial y secundariamente por algún sector de las patrullas de control). Que no existiera una orden de los Comités superiores de la CNT, que ejercían de ministros en Valencia, o de cualquier otra organización, para movilizarse levantando barricadas en toda la ciudad, no significa que éstas fueran puramente espontáneas, sino que fueron resultado de las consignas lanzadas por los Comités de Defensa.

En abril de 1937, Pedro Herrera, «conseller» (ministro) de Sanidad del segundo gobierno Tarradellas, y Manuel Escorza, fueron los responsables cenetistas que negociaron con Lluis Companys (presidente de la Generalitat) una salida a la crisis gubernamental, abierta a principios de marzo de 1937 a causa de la dimisión del «conseller» de Defensa, el cenetista Francisco Isgleas. Companys decidió abandonar la táctica de Tarradellas, que no imaginaba un gobierno de la Generalitat que no fuera de unidad antifascista, y en el que no participara la CNT, para adoptar la propugnada por Joan Comorera, secretario del PSUC, que consistía en imponer por la fuerza un gobierno «fuerte» que no tolerase ya una CNT incapaz de meter en cintura a sus propios militantes, calificados como «incontrolados». Companys estaba decidido a romper una política de pactos con la CNT, cada vez más difícil, y creyó que había llegado la hora, gracias al apoyo del PSUC y los soviéticos, de imponer por la fuerza la autoridad y decisiones de un gobierno de la Generalitat que, como los hechos demostraron, aún no era lo bastante poderosa como para dejar de negociar con la CNT. El fracaso de las conversaciones de Companys con Escorza y Herrera, al no hallar solución política alguna en dos meses de conversaciones y pese al efímero nuevo gobierno del 16 de abril, desembocó directamente en los enfrentamientos armados de mayo de 1937 en Barcelona, cuando Companys, sin avisar a Tarradellas (ni por supuesto a Escorza y Herrera) dio la orden a Artemi Aguadé, «conseller» de Interior, de ocupar la Telefónica, que fue ejecutada por Rodríguez Salas.

La toma de la Telefónica era la brutal respuesta a las exigencias cenetistas y un desprecio a las negociaciones que durante el mes de abril habían mantenido Manuel Escorza y Pedro Herrera, en representación de la CNT, directamente con Companys, que había excluido expresamente a Tarradellas. Escorza tenía el motivo y la capacidad para responder inmediatamente a la provocación de Companys desde el Comité de Investigación de la CNT-FAI, organización autónoma que coordinaba a los Comités de Defensa y a los responsables cenetistas en los distintos departamentos de orden público. Ese fue verosímilmente el inicio de los enfrentamientos armados de las Jornadas de Mayo.

Los Amigos de Durruti fueron los combatientes más activos en las barricadas, y dominaron completamente la plaza Maciá (ahora plaza Real), con todos los accesos bloqueados con barricadas, y la calle Hospital en toda su longitud. En el cruce Ramblas/calle Hospital, bajo un enorme retrato de Durruti colocado en la fachada del piso donde estaba la sede de la Agrupación, levantaron una barricada donde establecieron su centro de operaciones. El absoluto control de la calle Hospital enlazaba con la sede del Comité de Defensa Confederal (cuartel central de los Comités de Defensa), en Los Escolapios de la Ronda San Pablo, y de allí con la Brecha de San Pablo, tomada por una cuarentena de milicianos de la Rojinegra, que al mando del durrutista Máximo Franco habían «bajado a Barcelona» en labor de «observación e información», después que tanto la Columna Rojinegra como la Lenin (del POUM), mandada por Rovira, hubieran cedido a las presiones recibidas para que sus respectivas unidades regresaran al frente, a instancias de Abad de Santillán y Molina, esto es, de los cenetistas que daban las órdenes del departamento de Defensa de la Generalitat, en ausencia de Isgleas.

Las masas confederales, desorientadas por el llamamiento de sus dirigentes a dejar las barricadas, ¡los mismos líderes del 19 de Julio!, habían optado, al fin, por abandonar la lucha, aunque al principio se habían burlado de los llamamientos de la dirección de la CNT a la concordia en aras de la unidad antifascista.

La definitiva disolución de los Comités de Defensa

Los Comités Revolucionarios de barrio, en Barcelona, surgieron el 19-20 de julio de 1936 y duraron, como mínimo, hasta el 7 de junio del año siguiente, cuando las restauradas fuerzas de orden público de la Generalitat, disolvieron y ocuparon los distintos centros de las Patrullas de Control, y de paso algunas sedes de los Comités de Defensa, como el del barrio de Les Corts. Pese al decreto que exigía la desaparición de todos los grupos armados la mayoría resistió hasta septiembre de 1937, cuando fueron sistemáticamente disueltos y asaltados, uno a uno, los edificios que ocupaban. La última en ser ocupada, y la más importante y fuerte, fue la sede del Comité de Defensa del Centro, sita en los Escolapios de San Antonio, que fue tomada al asalto el 21 de septiembre de 1937 por estalinistas y fuerzas de orden público, utilizando además de tanquetas todo un arsenal de ametralladoras y bombas de mano. Sin embargo, la resistencia de Los Escolapios no cedió al fuego de las armas, sino a las órdenes de desalojo dadas por el Comité Regional.

A partir de entonces los Comités de Defensa se ocultaron bajo el nombre de Secciones de Coordinación e Información de la CNT, dedicados exclusivamente a tareas clandestinas de investigación e informativas, como antes del 19 de Julio; pero ahora (1938) en una situación netamente contrarrevolucionaria.

Bibliografía

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Guillamón, Agustín: Barricadas en Barcelona. Ediciones Espartaco Internacional. Barcelona, 2007.


La CNT en la Segunda República

El auge anarcosindicalista. El congreso de Sants y los Sindicatos Únicos

Sobre los orígenes de la CNT

El final de un largo camino. El despunte anarquista (1902-1909)

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