El origen:
A las pocas semanas de comenzar un nuevo trabajo, te piden como favor
la realización de horas extras, sin cobrar. Te comentan que los que se
niegan a ello están mal vistos, considerados como personas
irresponsables y no pasan el período de prueba. Te intentan convencer de
que si las cosas van mal es por tu rechazo a no querer trabajar más de
la jornada ordinaria, obviando las verdaderas causas del problema:
superiores incompetentes y/o con esquemas de trabajo ineficaces con los
que (según dicen los resignados) hay que tragar.
No te queda otra, te ha costado meses encontrar un trabajo y no lo vas a perder por negarte a hacer unas horas más a la semana.
Poco a poco esas horas se convierten en muchas más horas hasta que al
final te piden que suplantes a otros compañeros haciendo doble turno y,
claro está, sin cobrar nada. "Todos tenemos que remar duro en estos
malos momentos", te vende el gerente de turno.
Pasa un año, has hecho cientos de horas extra sin cobrarlas, y ahí es
cuando te viene el palo: uno de los jefes te dice que "los de arriba"
despiden a todo el pack. Todo ese pack que hicisteis ese montón de horas
pensando lo bien vistos que ibaís a estar por los jefazos y en la
consecuente renovación. Pero esos jefazos resulta que no saben ni que
existes. Te quedas parado, lleno de rabia e impotencia. Tanto para nada.
Toda esa gente ilusionada que no ha sido renovada. En ocasiones,
incluso, según el contrato que tengas, no te toca indemnización, ni
derecho a paro. Ahora cogerán otro pack, les engatusarán de la misma
manera y no les renovarán.
Las consecuencias:
De esta forma es muy fácil poder abaratar precios. Salarios
precarios, horas extras gratis y trabajadores nuevos cada poco tiempo.
El sobreesfuerzo, la tensión que implican, y la poca conciencia de grupo
que se crea, se traduce en un mayor desgaste, aparición de enfermedades
físicas y psíquicas y acortamiento de la vida.
La solución:
Exigimos la abolición de las horas extras y del trabajo por
objetivos, de forma que al repartir el trabajo se elimine paro y se
acorte la jornada laboral. Las horas y destajos hacen aumentar los
beneficios del capitalista mucho más de lo que retribuye a las personas
que emplea.
La solución al problema pasa por la necesaria unión asamblearia de
toda la plantilla para alcanzar el bien común, hacer fuerza y realizar
las demandas adecuadas.
Reflexión final:
Muchos trabajadores hipotecan su vida a beneficio del sistema,
ignorando las luchas que, por ejemplo, conquistaron la jornada laboral
de ocho horas hace un siglo. Compañero, reflexiona sobre este tema. ¿Qué
ganas con las horas extras? Piensa más en tu bienestar, en disfrutar de
los tuyos sin ser explotado y con tiempo para vivir, cosas que a veces
se nos olvidan cuando caemos en la espiral que suponen las horas extras y
un futurible sobresueldo que nunca llega.