José María Cuevas- considerado el padre de la patronal española-, falleció recientemente en Madrid. Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) entre los años 1984 y 2007, fue promotor de la misma en la década de los 70 del siglo pasado. En 1977 participó en los Pactos de la Moncloa representando a la patronal, unos pactos de triste recuerdo para los trabajadores que, abandonados a su suerte por los sindicatos que supuestamente debían defenderlos, quedaron desamparados en las manos de los explotadores de siempre. Aquellas aguas sucias de entonces, trajeron estos lodos sucios de hoy.
Fiel a sus ideas, Cuevas fue Secretario General del franquista Sindicato Español Universitario (SEU) de Madrid, donde Rodolfo Martín Villa (otro reconvertido “demócrata”) fungía como el mandamás. Posteriormente, ocupó el mismo cargo a nivel del Estado. Nunca renunció a su ideología, como lo demuestra aquella petición suya de suspender la autonomía vasca, porque había que "velar por la unidad de España". Finalmente, terminó siendo una figura importante en la mediocre escena española, lo cual provocó que Felipe González dijera que Cuevas no era un empresario sino un “chupóptero del poder político”, aunque eso no supuso obstáculo alguno para que ambos, olvidando sus diferencias, pariesen en armonía los contratos-basura, salarios miserables y el despido fácil.
José María Cuevas nunca apostó por establecer un equilibrio en las relaciones entre patronos y obreros, sólo luchó por lo suyo, o sea, mantener y mejorar hasta el infinito, el poder de los oligarcas, fue un enemigo de la clase obrera y contó con la inestimable ayuda de los sindicatos verticales, CCOO y UGT. Por eso, destacadas personalidades se han apresurado en alabar su labor, entre ellas los líderes “sindicales” que viven de los presupuestos del Estado, el “progresista” presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y el Rey de “todos” los españoles, Juan Carlos I. Juntos y bien revueltos, han coincidido en manifestar que el difunto, combinaba la defensa de los intereses que representaba (los de los millonarios), con la defensa del interés general del Estado. Más claro, agua. Ellos mismos se encargan de disipar las dudas, sobre la naturaleza del régimen.
Descanse en paz José Maria Cuevas, quien al final tuvo que adoptar una postura equilibrada, pero no con los trabajadores, sino- lamentablemente para los suyos- con la que limita un féretro.
J. M.A.
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