También es difícil que el señor Barreda convezca con la manida y recurrente retórica de la “reconciliación definitiva”, cuando a quien te diriges es a uno de los militares liberticidas golpistas que se alzaron contra el gobierno republicano y contra un pueblo español consciente y revolucionario (yo creo que era este más bien el objetivo real no la patética Republiquilla esa), presente en el acto inaugural del Museo del Ejercito. Más creíble (aunque ni por esas), hubiese sido si en dicho acto hubiese estado presente alguno de los que defendieron la libertad y asediaron el Alcázar. Pero que yo sepa no lo hubo. Y la Chacón hablando de concordia y respeto. Pues mal empezamos.
Más difícil todavía. Aunar sin sonrojarse Letras (la Biblioteca Regional) y Armas (el Museo del ejercito). O sea, el progreso, el conocimiento, el libre pensamiento, la ilustración, las ideas, el saber, etc. con la destrucción, la represión, la intolerancia, la fuerza bruta, lo sanguíneo, los cojones y los galones. Pues nuestro que-ri-di-si-mo alcalde lo ha vuelto a hacer (y como alcalde nuestro que es, nos debe una explicación). Claro que también día si, día no, y el pasado 19 de julio no va a ser una excepción, se complacen en identificar ejercito con paz, solidaridad, libertad y demás palabros últimamente bien prostituidos por prohombres y prohembras varias, y se quedan tan panchos y anchos.
Pero hay cosas peores que todo este sonrojo inaugural. Si, lo hay. El adoctrinamiento infantil. Una empresa externa se encargará del “desarrollo inicial del programa de actividades didácticas del Museo...consistentes en el desarrollo de itinerarios infantiles, talleres familiares y cuentacuentos”. Actividades con títulos tan didácticos y prometedores como “Ármate caballero” o “Historia de la Bandera”. Pobres niños. No es bastante con la visita de fuerzas armadas varias a los centros escolares, que ahora pretender llenar de crios un Museo dedicado a tan “pacifica y solidaria” institución, para enseñarles a amar la milicia y la patria. Señores padres y madres, ahorren esto a sus hijos. Nosotros los mayores lo mismo ya no tenemos remedio, ellos sí.
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