Decía
un tal Churchill (de momento poco sospechoso de anarquista) que la
democracia es ese sistema de convivencia en el que cuando alguien golpea
tu puerta a las 6 de la mañana, podías estar seguro que era el lechero.
Hace ya mucho que en Barcelona no se reparte la leche a domicilio, pero
las puertas no solo siguen siendo golpeadas, también son derribadas. Y
no, no es el lechero.
El pasado 28 de octubre la policía del gobierno catalán volvió a
arremeter contra el Movimiento libertario, espoleada por la Audiencia
nacional, el organismo jurídico continuador del tristemente célebre
Tribunal de Orden Publico franquista. Esta vez los barrios golpeados son
Sant Andreu, La verneda, El Clot, Sants y Gracia, sin olvidar la
población de Manresa. Han allanado los domicilios de 9 compañeros y
compañeras a los que han robado sus pertenencias y secuestrado.
Empieza a ser una constante en estas razias policiales el atacar y
expoliar algún local social que se distinga por sus actividades
participativas en el territorio y su labor cultural. Esta vez les ha
tocado al Ateneo Libertario de Sants. El botín ha consistido en diverso
material gráfico, como carteles y pinturas, libros, ordenadores y
lápices de memoria. Sin duda peligroso material subversivo, pero que
difícilmente puede ser relacionado con ningún supuesto terrorismo.
La excusa vuelve a ser el fantasmagórico GAC (Grupos de Anarquistas
Coordinados) que de ser un ya desaparecido colectivo dedicado a la
difusión de ideas libertarias ha pasado a convertirse, por obra y gracia
del poder mediático, en la nueva ETA. Su único delito conocido es la
publicación de un libro titulado “Contra la democracia”.
La intencionalidad nos parece clara: el Estado es una organización
terrorista que se sustenta mediante la violencia. No puede ni quiere
permitir la disidencia, y mucho menos que las personas se organicen por
sí solas sin necesidad de guías ni líderes. Así que trata e inculcar el
miedo en la población para impedir que la lucha por otras formas de
convivencia más justas y libres se generalice. Pero se equivocan. Se
equivocan mucho.
Durante más de 100 años han intentado eliminarnos. A veces, con un
gran esfuerzo por su parte y con mucha sangre por la nuestra, han
conseguido frenarnos. Pero su represión nunca ha podido pararnos.
Solidaridad con los compañeros y compañeras secuestrados por el Estado. Seguimos luchando.
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