La sección de CNT Eurest/Compass Group lleva hoy 50 días de conflicto con la empresa. Esto se traduce en 3 reuniones generales de sección, 3 reuniones con la empresa, 14 piquetes, innumerables reuniones en los diferentes centros de trabajo y otras muchas acciones.
El conflicto lo detonó la imposición de una encargada ajena a la plantilla en un centro de trabajo, en el cual ya había una compañera de la sección cubriendo las labores de encargada desde hacía 4 años pero sin ser reconocidas. Por convenio la plantilla tiene prioridad en el acceso a puestos inmediatamente superiores y para acceder a ese cargo se necesitan 6 meses dentro de la empresa, cosa que la encargada impuesta no disponía. Además esta persona está generando mal ambiente de trabajo, sospechamos que por políticas de empresa, para desgastar y dividir a la plantilla.
A raíz de este conflicto puntual afloraron otros muchos temas sin resolver en el resto de la sección, así que aprovechamos para reclamar todo junto:
- Impagos varios (que en un caso concreto ascendía a más de mil euros)
- Reconocimiento de categorías laborales
- Regularización de contratos en fraude de ley
- Hacer las nóminas de manera que podamos entenderlas (nóminas de varias hojas en las que no quedan claros los conceptos)
- Que cuenten con nosotras para temas organizativos en los centros de trabajo en los que nos podamos ver afectadas (una reivindicación que aceptaron en su día pero que están incumpliendo)
- Posibilidad de promoción interna como apunta el convenio.
Las reuniones con la empresa no han sido del todo improductivas, la mayoría de temas administrativos se han ido resolviendo, aunque a medida que avanzaba el conflicto se iba sumando más gente a las reivindicaciones, pese a todo el caso de la encargada era inamovible para ellos, y para nosotras. Por esta razón hemos puesto una denuncia, a lo que la empresa se ha querido agarrar como a un clavo ardiendo; nos han llegado a decir que el conflicto se terminaba porque se comprometían a arreglar todo y debíamos esperar a la citación del juez. A nosotras no nos sirve, no se trata de un tema legal, sino de dignidad obrera.
En cada reunión siempre habían puntos pendientes de resolver pese al compromiso y la buena voluntad de la que suelen hacer gala. Estamos cansadas de tener que irles detrás para que cumplan lo que deberían hacer. Ni somos ni queremos convertirnos en una auditoria de la empresa. Tampoco estamos nada cómodas con que no se nos tenga en cuenta para los cambios organizativos que nos afectan en nuestros propios centros de trabajo, más aún cuando esos cambios se traducen en una invisibilización de las tareas realizadas durante años, y no remuneradas, de una compañera. Somos trabajadoras y hacemos mejor que bien nuestra función, porque somos profesionales. No vamos a permitir que nos desprecien como lo están haciendo, ni nos vamos a conformar con migajas.
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